Frente a las reformas que impulsa el Ejecutivo, el timonel de la Sofofa sostuvo que «cuando a una guitarra se le mueven tanto las clavijas, corre el riego que se desafine». Sin embargo, valoró el nuevo plan de concesiones que incluye al Metro.

Por Pía Toro.

Sin lugar a dudas, la Cena Anual de la Industria constituye uno de los eventos de mayor relevancia para el sector privado y es una oportunidad para que el gobierno conozca, de primera fuente, la visión e inquietudes del empresariado.

El miércoles pasado no fue la excepción y en una nueva versión de este encuentro, el timonel de la Sofofa, Hermann von Mühlenbrock, expuso en un discurso respetuoso, pero directo, frente a la Presidenta Bachelet, las preocupaciones de los hombres de negocio en el actual contexto de desaceleración y malas expectativas que vive el país.

El dirigente expresó una abierta queja por el “clima antiempresarial” que advierte de parte de algunos sectores y cuestionó el cúmulo de reformas que está impulsando el Ejecutivo, lo que si bien le valió críticas de parte de personeros de la Nueva Mayoría, obtuvo el respaldo cerrado de sus pares.

En entrevista con PULSO, Von Mühlenbrock profundiza los conceptos de su exposición y se refiere a las reacciones que ésta generó.

¿Cuál es el mensaje de fondo que quiso transmitir en el discurso de la Cena Anual de la Industria?

Partimos el discurso hablando de los 30 años más virtuosos de la economía chilena. En estos 30 años el país ha cambiado, somos el país con el PIB (Producto Interno Bruto) más alto de la región, tenemos buenos indicadores sociales, y creemos que eso, como lo ha dicho muy bien el ex Presidente Aylwin, lo hemos hecho entre todos, y el país lo seguimos construyendo entre todos. Algo que hemos construido entre todos, merece el respeto de todos. En ese sentido, creemos que el empresariado no merece tanta descalificación y no proviene del gobierno. De hecho, fuimos muy respetuosos de las buenas cosas que hacen, sobre todo de la preocupación genuina de la Presidenta de trabajar y avanzar con el sector privado. Las críticas que enfatizamos vienen de fuera del gobierno, de personas, movimientos, y de ideas que tienen objetivos refundacionales, y una manera es cargarle la culpa al empresariado.

¿Cree que se está marcando una frontera entre los últimos 30 años y lo que se aspira hacia adelante?

No reconocer lo bien que gobernó la Concertación y no reconocer el buen gobierno del Presidente Piñera, y plantear que aquí hay que cambiarlo todo, creemos que tiene una intencionalidad más profunda que nos preocupa, que es debilitar a través del cuestionamiento la propiedad privada y avanzar hacia un Estado asistencialista, donde todos los problemas los puede resolver el Estado. Nosotros creemos que no, que los problemas de Chile los resuelve el Estado en su dimensión de ayuda para que el sector privado siga siendo el gran motor de esta economía. Necesitamos un Estado que regule, que controle sin exacerbar su rol, con un sector privado con reglas claras que arriesgue y emprenda.

Entonces, ¿cuando usted habla de un clima antiempresarial hace la diferencia entre el gobierno y personeros de la coalición?

Sin duda. En Alemania y España (gira presidencial a fines de octubre donde fueron invitados) el discurso de la Presidenta fue un discurso llamando a los empresarios nacionales y extranjeros a invertir. Ella tiene claro que el 80% del PIB lo genera el sector privado, pero hay otros a los que no les gusta eso. Eso fue lo que tratamos de marcar con mucha fuerza en el discurso, de que el país tiene que confiar y creer que el sector privado es el modelo que tiene que seguir avanzando para que se llegue a los US$ 30 mil o US$40 mil de ingreso per cápita, con todos los cuidados y respetos que se requieren.

Desde el oficialismo se cuestionó el hecho que no hiciera una mayor autocrítica del sector privado.

Hacemos autocrítica y en el discurso dedicamos una página a eso. La Sofofa el año pasado dejó muy clara su condena a las malas prácticas. Reconocemos cuando hay errores, pero eso no quita que realmente sea el modelo de economía social de mercado el que va a hacer que los chilenos lleguen a un estado de felicidad, que se desarrollen como personas. Cuando una empresa actúa mal es esa empresa, no los empresarios, y nosotros somos los primeros en condenar.

El resto del tono de su discurso tampoco gustó en la Nueva Mayoría.

Si uno lee el discurso completo, hay una valoración de las palabras de la Presidenta el 21 de mayo pasado (cuenta pública), donde reconoce que no estamos partiendo de cero. El objetivo central del discurso fue decir: señores, hay una preocupación empresarial y no se puede seguir tratando mal a los empresarios, porque son un factor relevante para el crecimiento de Chile.

¿Y esa preocupación empresarial está ligada con las reformas que impulsa el gobierno?

Nos preocupa que en un período tan estrecho se esté haciendo tanto cambio junto, y preocupa por la incertidumbre que está generando. Las reformas educacional, tributaria, al Código de Aguas, el fortalecimiento del Sernac, en estos últimos días salió el tema de modificaciones al Código Minero, la reforma laboral. Esta última no tenía prioridad en campaña y ahora pasó para adelante. Cuando a una guitarra se le mueven tanto las clavijas, corre el riesgo que se desafine.

En ese sentido, ¿qué le pareció la respuesta que les dio la Presidenta Bachelet en su intervención?

La Presidenta insiste mucho en la alianza público-privada y es algo que nos parece bien. Ella está haciendo un llamado muy potente a los inversionistas para que inviertan, y yo me quedaría con ese llamado. En cuanto al resto, veamos qué pasa a futuro, hasta ahora la reforma laboral es sólo titulares, por eso hay que ver qué viene para adelante.

Confianza y 2015

La semana pasada el gobierno anunció dos planes: de inversión y concesiones. ¿Cómo toma esa señal? ¿Ayuda a recobrar las confianzas?

El tema de destrabar los proyectos es una señal buena, pero no sé si eso va a impactar en las confianzas. Lo que sí puede ayudar, porque es una señal muy potente, es el plan de concesiones. Después de algunas dudas en el sector salud, yo creo que esta señal de concesionar las líneas del Metro es bienvenida. Ahí hay una señal clara de respaldo a la iniciativa privada y al emprendimiento, porque se está estrenando un área en que nunca había habido concesiones.

¿Qué otras señales esperan de la autoridad para reafirmar la alianza público-privada, teniendo en cuenta que se está avanzando en un programa de gobierno que contó con amplia mayoría?

No cabe duda que la Presidenta ganó con un 62%, tiene una amplia mayoría parlamentaria y son ellos son los que gobiernan. Lo que pasa es que se colocaron muchas cosas sobre la mesa que no tengo tan claro que estuvieran en el programa. Por ejemplo, no estaba tan claro que había que rehacer el reglamento de los alimentos, el Código Minero y el Código de Aguas. Hay otras cosas positivas, como la Agenda de Productividad, siempre la hemos apoyado; reconocimos la Agenda de Energía; aplaudimos el respaldo del ministro Alberto Arenas hace tres semanas al proyecto de Alto Maipo, esas son señales potentes y esperamos que sigan apareciendo bien seguido.

Pero pese a la incertidumbre que usted plantea, hay empresarios nacionales y extranjeros que aseguran que Chile sigue siendo confiable para invertir y hemos visto recientemente grandes operaciones.

Los empresarios son millones de personas que toman decisiones individuales, y por lo tanto nos vamos a encontrar con proyectos que son rentables y los van a hacer; y con otros que tienen rentabilidades menores, por el nivel de riesgo del negocio, que van quedando fuera. Obviamente estas cosas generan impacto en las rentabilidades y cada empresario va a definir si da para correr el riesgo o no.

El ministro de Hacienda ha dicho que la economía debiera mostrar ya un punto de inflexión en este cuarto trimestre. ¿Lo comparten?

Ojalá, todos esperamos eso. Las estimaciones que tiene Sofofa es que en el último trimestre va a ayudar la baja base de comparación y vamos a cerrar el año en torno a 1,8%. A todos nos interesa llegar a un punto de inflexión y empezar a crecer por sobre 5%.

¿Cuáles son sus estimaciones para 2015? El ministro Arenas habla de crecer entre 1 y 1,5 puntos más que este año.

Vemos difícil un crecimiento muy por sobre 3%, pero nos parece razonable que el ministro tenga ese optimismo y fe de que la economía va a crecer porque es lo que todos buscamos. Debemos plantearnos metas desafiantes y pensar en qué hacer para llegar al 5%.