La economía chilena enfrenta un bajo crecimiento, una alta inflación y el empleo perdiendo fuerza en medio de un escenario de desconfianza, donde los llamados a recuperarla, según los privados, no bastan.

Por Pamela Fierro E.

El próximo año. Esa es la meta de la autoridad para lograr la tan esquiva recuperación económica, más allá del efecto netamente estadístico. Pero no será a comienzos de ese año, acotan los expertos, sino bien avanzado el ejercicio, pues son tres las variables que hay que enrielar para lograr dicho objetivo: crecimiento, inflación y empleo.

Si bien gobierno y mercado coinciden en que el repunte vendrá, tampoco será boyante. Si este año la economía doméstica cerrará con una expansión inferior a 2% -acumula 1,7% a septiembre-, para el próximo los más optimistas apuntan a 3%, mientras que el producto tendencial se sitúa cerca de 4,2%.

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En lo inmediato, el ministro de Hacienda, Alberto Arenas, y economistas sostienen que el tercer trimestre sería el peor del año (0,8%), y que en el cuarto las cifras mejorarán levemente.

Las expectativas para el Indicador Mensual de Actividad Económica (Imacec) de octubre, que se dará a conocer esta semana, serían acotadas, pues los primeros indicadores no son favorables.

Las importaciones totales cayeron 13,8% en el mes. Las compras de bienes de consumo retrocedieron 19%, la mayor baja desde septiembre de 2009, cuando marcaron -24,2%, y las de bienes durables -aquellos de mayor valor y permanencia en el tiempo, como línea blanca-, lo hicieron en 31,4%. De hecho, las ventas de vehículos livianos y medianos cayeron 18,9% el mes pasado y las de camiones y buses lo hicieron en 24,8% y 34,7%, respectivamente.

En tanto, las importaciones de bienes de capital, que actúan como termómetro de la inversión, se contrajeron 24,8%, totalizando 15 meses consecutivos en rojo.

En base a estos antecedentes, Alejandro Fernández, experto de Gemines, señala que el punto de inflexión se alcanzaría, bajo ciertas condiciones, en varios meses más, ya entrado 2015. ¿La razón? El consumo y la inversión, que son palancas del crecimiento, siguen desacelerados y permanecerán así por un buen tiempo, pues en lo inmediato no se observa un cambio de expectativas.

En septiembre, el Indice de Percepción del Consumidor (IPeCo), que elabora el Centro de Estudios en Economía de la U. del Desarrollo (UDD), llegó a su nivel más bajo en los últimos tres años, producto de la combinación de bajo Imacec (1,4%) y alta inflación (4,9% en 12 meses).

Esa es la tónica que seguirán los meses que vienen, porque ya en octubre el Indice de Precios al Consumidor (IPC) subió 1%, sorprendiendo al mercado, mientras que la inflación en 12 meses avanzó a 5,7%, muy por sobre el techo del rango de tolerancia de 2% a 4% establecido por el Banco Central.

El llamado IPC de los pobres, que considera al 20% más vulnerable de la población, que es por lo demás la que más gasta en alimentos, subió 1,4% en octubre y 5,9% en 12 meses, según LyD.

Fernández estima que la inflación en 12 meses seguirá sobre 5% en varias mediciones más y, hacia septiembre de 2015, volvería a niveles cercanos al 4%. Algo más optimista es Hermann González, economista de BBVA, quien prevé dicha convergencia en el segundo trimestre del próximo año, a lo que debería ayudar la desaceleración.

EL TERCER FACTOR

Hasta ahora, la tasa de desempleo, el tercer factor en este agrio cóctel, se ha mantenido acotada, pero la creación de empleo ha ido perdiendo fuerza. En el último trimestre móvil cerrado en septiembre, se crearon sólo 91.890 puestos de trabajo y, de ellos, el grueso correspondió a administración pública y servicios de salud.

A juicio de economistas, el indicador debería subir el próximo año, lo que eventualmente podría complicar más aún el panorama. Cristián Echeverría, de la UDD, señala que hasta ahora este factor no se ha reflejado en la percepción de los consumidores, pero de hacerlo habría otro golpe a la baja.

Fernández advierte: “Lamentablemente, el desempleo seguirá aumentando, las remuneraciones seguirán acotadas y con el aumento en el precio de los alimentos se genera un panorama complicado. Va a haber efectos negativos adicionales sobre la popularidad del gobierno”.

Alfredo Coutiño, economista de Moody’s, dice que si no se enmienda el rumbo, “el gran riesgo está en que esto pudiera derivar en una pérdida de credibilidad en la política económica”, y recalca: “Construir credibilidad cuesta mucho, pero perderla no cuesta nada”.

Para elevar las expectativas, el gobierno y en particular el ministro Arenas, ha invitado a los privados a trabajar en una alianza público-privada, pero desde el mundo empresarial aún hay dudas e incertidumbre por las reformas que vienen, como quedó de manifiesto en la Cena Anual de la Industria. Así, la recuperación se posterga a la espera de que se recobren las confianzas.