Estudio de la U. de Chile midió su «perfil alimentario»:

Experto dice que las empresas deben tener planes nutricionales preventivos, tal como han hecho con los accidentes laborales, para cambiar hábitos.

Por Carlos Said.

El sobrepeso y las enfermedades cardíacas por la mala alimentación son actualmente los principales males que afectan al país. Pero el problema es más grave en algunos sectores de la población, como los trabajadores de la construcción.

Así lo muestra un estudio del Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos (INTA) de la Universidad de Chile, que analizó el perfil nutricional de los obreros y reveló que el 40,2% de estos trabajadores tiene prevalencia de obesidad, frente a un nivel de 20,5% a nivel nacional.

El informe determinó que esto se debe al alto consumo de calorías y de alimentos poco saludables durante el horario laboral. Por ejemplo, muestra que al día consumen en promedio 325 g de pan y 422 ml de bebidas gaseosas. En contraparte, comen solo 165 g de frutas y verduras al día, bajo el promedio nacional y muy lejos de los 400 g que recomienda la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Según el académico del INTA y autor del estudio, Fernando Vio, esto se debe a la falta de normas alimentarias en las construcciones. «Debería haber una normativa que se preocupe por el estado nutricional de los trabajadores, porque hoy mueren más obreros en su lugar de trabajo por infarto al miocardio que por accidentes laborales», asegura.

Vio cuenta que una de las empresas sondeadas informó que cinco empleados habían fallecido en la obra en los últimos años, de los cuales cuatro perecieron por problemas cardíacos.

Lo mismo cree Laura San Martín, de la secretaría de condiciones laborales de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), quien dice que «con los programas preventivos bajó la tasa de accidentes laborales, por lo que sería buena idea continuar ahora con la promoción de la alimentación saludable».

Según ella, hoy los obreros no tienen «la oportunidad de comer sano, porque no se les da el espacio físico para ello. Si hay comedores, estos no tienen buenas condiciones y la gente no puede llevar alimentos sanos, como ensaladas, y se ven en la necesidad de tomar bebidas azucaradas porque no les dan ni agua».

Por ello es que cree que la buena alimentación debe ser parte de la «responsabilidad social del empresario», para «tener una mano de obra sana que pueda producir mejor», puntualiza San Martín.

Plan nutricional

De acuerdo al estudio, el 56,2% de los trabajadores consideró «muy buena» o «buena» su alimentación durante la jornada laboral. Además, el 77,4% toma once por la tarde y solo el 24,6% cena en la noche, lo que Vio considera una mala costumbre, porque «la once considera pan, mantequilla y embutidos, que no son saludables».

Pero el académico del INTA explica que con buenos programas nutricionales esto puede cambiar. De hecho, dice que hicieron la prueba en un grupo de obreros y en seis meses consiguieron mejorar sus niveles nutricionales.

Para tratar de revertir el problema, la Cámara Chilena de la Construcción (CChC) creó un programa nutricional piloto en Valparaíso, que asesora a 200 trabajadores de la construcción y sus familias a adoptar hábitos más saludables de alimentación.

«Encontramos que la mayoría de los maestros nunca se había hecho un perfil bioquímico, que varios estaban en grupos de riesgo y no estaban tomando las precauciones del caso», explica Alejandro Vidal, encargado del área social de CChC en esa región.

Según Vidal, es efectivo que los trabajadores «toman todo el día bebidas Bilz y Pap, por lo que ya hemos implementado bebederos de agua fresca en las obras. Pero esos hábitos hay que ir cambiándolos de a poco».