El economista y ex ministro presidencial aseguró que «no me cabe duda que podría haber acuerdos en otros temas» con la DC, además de educación. Apunta a ME-O y dice que «(él) nos retrotrae a ideas que el mundo dejó atrás con la caída del Muro de Berlín».

Por Rodrigo Bravo.

Ha pasado un año y casi tres meses desde la primaria presidencial de la Nueva Mayoría y Andrés Velasco -quien obtuviera el segundo lugar en esas elecciones- no ha dejado de estar en la primera línea política. Aunque reitera que hablar de una candidatura presidencial sigue siendo un tema prematuro, remarca su trabajo desde Fuerza Pública asegurando que «el que está en la vida política y no tiene ideas que poner sobre la mesa, mejor que se vaya para la casa».

Por primera vez se refiere al debate que se va a instalar en la agenda: la reforma laboral. Asegura que cuándo ingrese el proyecto no debe ser la prioridad, sino que definir qué tipo de reforma se busca. Los últimos días se ha enfrascado en una pugna con Marco Enríquez-Ominami por la agenda en seguridad tras el atentado terroristas del pasado 8 de septiembre en Metro Escuela Militar.

¿Cómo cambió la agenda del gobierno?

A un primer ministro inglés le preguntaron qué era lo más difícil de la política y dijo «los eventos, siempre los eventos». Quien gobierna sabe que en cuatro años van a ocurrir eventos inesperados y el arte de gobernar tiene que ver saber lidiar con esos eventos. En este caso si es un evento trágico, condenable, diseñado para intimidar y asustar a las personas y ante eso sólo cabe la respuesta más enérgica y utilizar todos los mecanismos que la ley señala. En este sentido el gobierno ha actuado bien. Lo que sí ha dejado en evidencia este episodio son las falencias de nuestra institucionalidad.

¿La solución pasa por el envío de leyes al Congreso?

En democracia no hay otra manera de hacer cambios que por la vida legislativa. El problema está en distintas actitudes más o menos obstruccionistas que ojalá no ocurran. Ya hemos visto a sectores de la izquierda más tradicional expresando temores, yo creo que es el momento de dejar esos temores atrás. Marco Enríquez-Ominami ha llamado a dejar atrás terrores atávicos, pero en sus declaraciones él también revive esos temores al manifestarse en contra de la existencia de agentes encubiertos, yo me pregunto ¿en qué democracia moderna el Estado carece de agentes encubiertos?

Antes del atentado, una serie de cancillerías advertían del terrorismo en Chile. ¿Cómo queda la imagen país?

A mí me inquieta cuando los problemas chilenos los pasamos por el prisma de cómo nos van a ver los extranjeros. Me preocupa, antes que nada, cómo vamos a estar los chilenos, y por lo tanto antes de lo que pueda decir una cancillería, me preocupa qué van decir las personas que todos los días toman el Metro. La preocupación central tiene que ser que el Estado, bajo el imperio de la ley, le garantice a esa gente que va a poder dejar su casa, ir al trabajo, y volver en la tarde sin temor. La imagen internacional importa, pero es secundaria.

¿Estos hechos afectan, por ejemplo, a la inversión extranjera?

Los inversionistas y los diplomáticos de otros países son gente conocedora del mundo y entienden que Chile es un país, para los estándares internacionales, tranquilo. Un país que ya lleva un cuarto de siglo en una paz relativa, pero es importante no dejar que estos incidentes empañen esa paz. Vuelvo a lo central, el Estado debe actuar con toda la fuerza de la ley y no vacilar a la hora de combatir el terrorismo.

¿El panorama económico se ve afectado?

Chile tiene muchos problemas anteriores a preguntarse, antes de cómo van a reaccionar los inversionistas. Si en Chile hay o no inversiones, esa decisión va a tener que ver con muchos factores, no sólo con este. Obviamente es un factor que hay que despejar a la brevedad, pero las tendencias de largo plazo de la inversión en Chile van a depender de otros factores, que lamentablemente como estamos abordando, estamos haciéndolo con lentitud. Capacitación, a mí me tocó como ministro el caso de una gran empresa internacional de tecnología que quiso instalarse en Chile y que al final no lo hizo porque no encontró los técnicos bilingües que necesitaba. Energía, este es el país con las tarifas eléctricas más caras de América Latina. Infraestructura, hemos avanzado, pero todavía nos queda en caminos, en puertos, aeropuertos. Esos son los determinantes en la decisión de invertir y respecto de eso, más allá de este lamentable y condenable hecho terroristas, tenemos una deficiencia.

Ya se repartió la torta, ahora hay que hacerla crecer dijo el subsecretario de Hacienda, Alejandro Micco. ¿El orden de los factores altera el producto?

Esas guerras de declaraciones al final no dicen mucho. Algunos dirán que había que hacerlo al revés, a mí lo que me preocupa es que se haga. No es tanto la oportunidad ni el orden de los factores, lo que si me preocupa es que ya hace años y esto perfectamente incluye al gobierno de Sebastián Piñera, los resortes principales del crecimiento se han descuidado: infraestructura, energía, capacidad de diversificación.

El fin de la Reforma Tributaria marca un punto de inflexión, dijo el ministro Alberto Arenas…

Habiendo participado en las primarias de la Nueva Mayoría, y considerándome una persona que viene de la historia de la centroizquierda de Chile, me siento con el derecho para decir que el diseño inicial de esta reforma era errado. El acuerdo al que se llegó mitiga esos problemas, pero nos deja con un sistema que está lejos del ideal. Si esta era la oportunidad para tener un sistema tributario más simple y más transparente, esa oportunidad se desaprovechó.

Ha reiterado la necesidad de hablar del crecimiento a largo plazo. ¿Corre Chile el riesgo de un crecimiento a la baja permanente?

Lo que tenemos que hacer es reorientar el debate, desde la pelea chica de las cifras del Imacec del mes pasado, en que Sebastián Piñera se lo atribuye a Michelle Bachelet y el actual gobierno dice que en realidad viene de la época de Sebastián Piñera, a un análisis con más perspectiva de los problemas de crecimiento de Chile que no comenzaron ayer, ni con este gobierno. Salgamos de la politización de las cifras. Tenemos hoy una política de mala calidad en que es muy fácil subirse a las micros populistas y en que nadie se quiere subir a las micros de las reformas de fondo que son costosas en el corto plazo, pero que dan beneficio más adelante.

¿Hay mucho populismo en las propuestas que hoy están sobre la mesa?

Hay mucho populismo en el debate en Chile, y ese populismo es de izquierda y de derecha. El populismo también se expresa en la falta de voluntad para abordar los temas más difíciles. Hoy se habla de una reforma laboral, me parece que Chile necesita una reforma laboral, la pregunta es qué reforma. Si me dice una reforma pro productividad, pro jóvenes, pro mujeres… En el decil más pobre de Chile a penas 10 de cada 100 mujeres tienen trabajo. Las tasas de desempleo juvenil son dos y cerca de tres veces las tasas de desempleo nacional. Me pregunto, ¿por qué esos temas no están en el centro de la discusión?

¿Y una reforma laboral que debe enviarse este año al Congreso?

El debate sobre un mes más o un mes menos es enteramente estéril y obedece a la política pequeña que tan mal le hace a Chile. La pregunta es qué tipo de reforma laboral, si es pro empleo, pro jóvenes y pro mujer, se pudo haber hecho ayer, no tendría ningún conflicto con el crecimiento.

¿Una reforma laboral con fin al reemplazo en huelga?

Eso es una buena o una mala idea dependiendo del contexto en que se vea, dependiendo del régimen de negociación colectiva vigente. Hoy tenemos un régimen de negociación colectiva que fue pensado en el conflicto y por lo tanto, en las condiciones actuales el fin al reemplazo en huelga podría acrecentar el conflicto. En un régimen distinto, en una discusión en que no haya temas vetados, me parece que se puede discutir, pero no bajo el régimen de negociación vigente.

Ud. dijo que ME-O trata de estar bien con todos. ¿Su independencia es su principal capital político?

En política se pueden hacer aportes desde muchas trincheras y desde muchas posturas, lo que sí es indispensable es liderazgo político. Es la capacidad para actuar desde las convicciones y no desde las conveniencias. Y las posturas que Marco Enríquez ha planteado en materia de seguridad son ambiguas. En este caso la mano firma es lo que corresponde, sin dobleces. Y cuando él llama a superar miedos atávicos, pero acto seguido en sus propias declaraciones les da lugar a esos miedos atávicos, le está haciendo un flaco favor al principal interés de las personas hoy que es poder caminar tranquilas por las calles.

¿Está dispuesto a llegar como independiente a una primera vuelta presidencial?

Michelle Bachelet lleva seis meses en La Moneda. El país está debatiendo impuestos, educación, seguridad, terrorismo y reformas políticas. Pretender desplazar esos temas por una discusión totalmente prematura de la forma que va a tener la elección presidencial en tres años más, no me parece. Las primarias son para dirimir liderazgos entre personas que forman parte de un proyecto político, que tienen ideas similares. Yo con Marco Enríquez-Ominami no comparto un proyecto político. Mi proyecto es la renovación de la centroizquierda; la introducción de elementos liberales y modernos en ese ideal. Marco nos retrotrae a ideas que el mundo dejó atrás con la caída del Muro de Berlín, y por lo tanto estamos en otra.

Un liberal de izquierda como usted se identifica, ¿en que parte del mapa político actual se siente ubica?

El mundo de la centroizquierda liberal está experimentado un renacimiento en diversos países y no veo porque tendría que ser distinto en Chile. Chile que es un país con una larga tradición socialdemócrata no puede estar ajeno a esto. Cuando Ricardo lagos se para frente a los empresarios en Icare y dice que no debemos tener prejuicios a la hora de brindar mejores servicios públicos y esto se puede hacer concesionando, lo está haciendo al mejor espíritu de una centroizquierda liberal. Esas ideas están ligadas hoy en Chile, y por eso creo que los dichos de Lagos tuvieron el merecido impacto que tuvieron. Somos muchos los que estamos trabajando para que esas ideas predominen en Chile y dichos sea de paso, fueron esas ideas los que le dieron al país los mejores 20 años de sus historia entre 1990-2010.

¿Siente que la DC representa al centro dentro de la Nueva Mayoría?

Creo que hay tres vertientes de la centroizquierda en Chile y todas son valiosas: una liberal-progresista, donde yo me inscribo; una social demócrata más tradicional; y una social cristiana, y las tres son importantes. Ninguna es ni creo que vaya a ser hegemónica. Es importante que haya colaboración y diálogo entre las tres. Y celebro cuando hemos tenido acuerdo con líderes de la DC tan importantes como la educación, y no me cabe duda que podría haber acuerdos en otros temas de igual importancia en el futuro.

Así como se acusa a ME-O de tener «coqueteos» con el PS o PPD, ¿ud. no tiene esos «coqueteos» con la DC?

No veo similitud alguna entre lo que ha hecho Marco Enríquez y la realidad que hemos vivido nosotros. Marco habló de la «Nueva Pillería» hace seis meses atrás y hoy día les coquetea. Los acuerdos que tenemos en algunos temas con ciertos partidos como la Democracia Cristiana y con el mundo social demócrata que representa Ricardo Lagos no es algo que hayamos descubierto ayer y esta no es gente a la que hayamos denostado en el pasado, todo lo contrario.

¿Y qué opina de quienes lo tratan de vincular con posturas de la derecha?

Eso es un ejemplo más de la mala política, en que cuando hay desacuerdos con alguien se le ponen etiquetas y se le atacan y se le descalifica. Esas no son más que afirmaciones de mala leche propias de la política antigua que ojalá podamos dejar atrás.

Jovino Novoa dijo a PULSO que sería un error para la derecha ver a Velasco como opción presidencial…

Eso sólo te revela la distancia sideral que existe entre personajes conservadores y tradicionalistas como Jovino Novoa y el proyecto político que nosotros estamos impulsando.