Más allá de los festejos, la aprobación del proyecto también dejó en evidencia un nuevo escenario legislativo con partidos tensionados y lazos resentidos.

Por José Miguel Wilson.

Aunque el titular de la Cámara, Aldo Cornejo, aprobó casi todos los ajustes del Senado a la reforma tributaria, en la última votación en la que se dirimía el mecanismo de repatriación de capitales, el diputado DC no registró su voto.

La repatriación de capitales, que finalmente fue aprobada, había sido cuestionada por varios legisladores. Pero cercanos a Cornejo dicen que sólo “fue un error” del sistema de votación electrónica.

Otros, sin embargo, lo interpretaron como una señal. En público y en privado, el presidente de la Cámara hizo ver su molestia por la forma como el Ministerio de Hacienda tramitó la reforma.

Cornejo y el presidente de la Comisión de Hacienda, Pablo Lorenzini, fueron los principales aliados del ministro Alberto Arenas para dar una tramitación rápida al proyecto. Incluso, el presidente de la Cámara, en un decisión cuestionada, prohibió votar por separado para obligar a aprobar en bloque la iniciativa y así evitar cambios.

A juicio de algunos diputados, Hacienda no retribuyó el gesto. Arenas optó por llegar a un acuerdo con los senadores, dejando al margen a la Cámara.

Cornejo y Lorenzini recibieron críticas por esto. Además, se generó un movimiento para transformar al Congreso en una sola cámara.

El debate por la relación con los independientes

En medio de la votación de la reforma, el diputado PPD Marco Antonio Núñez se acercó al pupitre del independiente Gabriel Boric, para manifestarle su molestia por el hecho de que junto a Giorgio Jackson votara en contra del alza de impuesto al tabaco.

Hasta ese minuto, Boric y Jackson, si bien habían aprobado algunos puntos, tenían una postura crítica. Pero tras la queja de Núñez se dieron cuenta de que se había equivocado en el tema del tabaco. Así, Boric pidió la palabra para informar de su error en la sala. Finalmente, el voto de ambos fue corregido.

Sin embargo, ciertos legisladores de la Nueva Mayoría quedaron molestos por la actitud de ambos ex dirigentes estudiantiles.

Parlamentarios del oficialismo creen que si bien es imposible dejar contentos a todos con la reforma tributaria, los US$ 8.300 millones que se recaudarán servirán para los cambios educacionales.

Es por esto que algunos creen que se debe revisar la relación que ha mantenido el gobierno con los independientes. Un grupo, incluso, promueve la idea de aislar a Boric y Jackson.

Entre los independientes, no obstante, creen que es un grupo minoritario el que pretende marginarlos y dicen que siempre han tenido una postura colaborativa en temas en los que han sido integrados.

El voto dividido de Renovación Nacional

Un grupo de alrededor de ocho diputados disidentes de la reforma encabezó el jefe de bancada de RN, Nicolás Monckeberg.

Aunque en este grupo negaban haber sido influenciados por el ex Presidente Sebastián Piñera, quien cuestionaba el proyecto tributario, los reparos de estos diputados, al menos, sintonizaban con las críticas del ex mandatario.

Esta disidencia terminó por materializar una fractura en la bancada de RN frente a la reforma. Así, mientras Nicolás Monckeberg, Alejandro Santana, José Manuel Edwards, entre otros, votaron en contra de temas como la renta atribuida, el impuesto a la vivienda y los combustibles, otro grupo de legisladores de RN apoyó los cambios del Senado.

El protocolo firmado por los senadores de la Comisión de Hacienda, con el ministro Alberto Arenas, fue respaldado públicamente por el diputado y presidente de RN, Cristián Monckeberg, quien fue seguido por otros miembros de la bancada.

Para no profundizar la división RN y evitar un duelo de Monckeberg versus Monckeberg, en el partido se acordó que los disidentes, al menos, apoyaran aquellos temas que generaban menos resistencia.

Por otro lado, Cristián Monckeberg adhirió al rechazo a la repatriación de capitales.

La rebelión de los nuevos diputados DC

Lo que inicialmente fue un reparo de un grupo de diputados DC, al final terminó sumando 34 votos en contra y cuatro abstenciones. La queja de los legisladores falangistas Sergio Espejo, Jaime Pilwosky, Iván Flores, Juan Morano, entre otros, apuntaba al mecanismo de repatriación de capitales. A juicio de los parlamentarios, esta norma -que fue el único punto que estuvo a en riesgo de ser aprobado- premiaba a quienes escondieron dineros en el exterior para evitar el pago de impuestos en Chile.

En este grupo sienten haber sido menospreciados en un principio, ya que gran parte de ellos eran nuevos en la Cámara.

Sin embargo, la mayoría de la bancada -14 diputados DC- al final se plegó a su postura.

A ellos se sumaron 13 RN, dos Amplitud, un Evópoli y cuatro independientes. Se abstuvieron un UDI (Jaime Bellolio), una PC (Camila Vallejo), una PPD (Cristina Girardi) y otro DC (Fuad Chahín).

A favor del mecanismo de repatriación se manifestaron cinco DC, entre ellos, el jefe de bancada Matías Walker, quien fue el principal interlocutor de Hacienda. Pero el apoyo mayoritario del resto de los partidos terminó aprobando la norma, con 69 votos.

Pese a la derrota, los disidente lograron levantarse como un nuevo referente en el Cámara.