El fortalecimiento de las instituciones, la educación y la infraestructura, son desafíos centrales en Latinoamérica.

Por Cecilia Correa.

La competitividad en la mayor parte de los países de la región sigue siendo uno de los mayores desafíos, ya que en la mayoría se mantuvo estable o cayó respecto al año pasado. La falta de reformas estructurales y de inversión suficiente en las áreas que fomenten el crecimiento- como infraestructura, educación e innovación-, han impedido a las economías locales acelerar su productividad.

Según el informe, el fortalecimiento de las instituciones, la mejora de la calidad de la educación y de la infraestructura, la adopción tecnológica y el fomento a la innovación, la lucha contra la corrupción y la ineficiencia de los gobiernos y la diversificación de la economía son los desafíos centrales de Latinoamérica para subir en competitividad.

Aunque Chile lidera en este tema, al subir un puesto, Colombia avanzó con mayor velocidad, al recuperar tres puestos. En contraste, México cayó seis escalones al n°61, Perú bajó cuatro al n°65 y Brasil, uno (57).

Alfredo Coutiño, de Moody’s, explica que el lastre de Latinoamérica es la debilidad de sus instituciones, lo que acarrea corrupción, un problema de seguridad pública y de derechos de propiedad. “México tiene uno de los índices de inseguridad más altos de Latinoamérica”. El economista agrega que, a pesar de que el país se mueve en la dirección correcta, las reformas no han tenido impacto todavía y la delincuencia no se ha reducido, por lo que van a pasar varios años hasta que mejore sus niveles de competitividad.

En cambio, WEF destaca a Colombia por el nivel de adopción tecnológica y el desarrollo de su infraestructura, aunque ésta última continúe como el segundo factor más problemático para hacer negocios, después del alto nivel de corrupción.

Respecto a la caída de Perú, el informe señala que el país necesita fortalecer sus instituciones públicas (127º), aumentar la eficiencia del gobierno (116°) , la lucha contra la corrupción (103°).

La buena noticia es que ambos países han aplicado una década de reformas en pos del fortalecimiento de las instituciones, como la transparencia del manejo del poder y de la política económica, que han mejorado el índice de competitividad.