El país se ubicó 33º entre 144 economías y sigue liderando en la región. Educación, innovación y costos laborales, entre mayores debilidades.

Por César Valenzuela.

Luego de tres años consecutivos de caídas, Chile avanzó un puesto, del lugar 34 al 33, en el Informe de Competitividad Global 2014-2015, elaborado por el Foro Económico Mundial (WEF, en inglés) con apoyo de la Universidad Adolfo Ibáñez (UAI). La medición fue encabezada por sexto año consecutivo por Suiza, seguida de Singapur, EEUU, Finlandia y Alemania.

El ranking consideró el desempeño de 144 economías en base a tres subíndices y 12 pilares asociados a ellos: requerimientos básicos (instituciones, infraestructura, entorno macroeconómico, educación y salud primaria); eficiencia (educación superior, mercado de bienes, mercado laboral, desarrollo financiero, tecnología, tamaño del mercado), y sofisticación e innovación (sofisticación de negocios e innovación).

Chile avanzó en cinco, se mantuvo en dos y retrocedió también en cinco pilares (ver infografía).

Los mejores desempeños fueron en desarrollo del mercado financiero (19), entorno macroeconómico (22) -si bien acá retrocede cinco puestos frente a anterior medición- y calidad de las instituciones (28).

Las mayores debilidades se encuentran en mercado laboral (50) -descendiendo cinco lugares-, sofisticación de negocios (55) y salud y educación primaria (70), si bien mejoró cuatro puestos en este último.

Dentro de cada pilar, los indicadores mejor posicionados fueron inflación (1) y confiabilidad de los servicios policiales (4). En el otro extremo se ubicaron costos de despido (120) y concentración de mercado (133).

Aunque Chile se mantuvo como líder en la región, aún está 11 lugares por debajo de su mejor desempeño, exhibido en 2004-2005 (22).

DIAGNÓSTICO

El informe del WEF señala que si bien el país mantiene sus principales fortalezas asociadas a calidad institucional, bajos niveles de corrupción, estabilidad macroeconómica y eficiencia de los mercados -excepto del laboral, por sus elevados costos de despido (indemnizaciones)-, advierte que en el actual contexto económico, con menores precios de materias primas, el país debe avanzar hacia una diversificación productiva.

Afirma que para ese objetivo hay camino por recorrer en mejoras a la calidad de la educación y mayor innovación. El informe identifica éstas como las “debilidades tradicionales” de Chile.

“Importantes fallas en el sistema educacional del país, principalmente en términos de su calidad -especialmente en matemáticas y ciencias-, no entregan a las empresas una fuerza laboral con las habilidades necesarias para mejorar la producción o embarcarse en proyectos innovativos”, dice el documento.

Agrega que “esta dificultad, junto con una baja inversión en innovación -especialmente en el sector privado-, resulta en una pobre capacidad de innovación en general, que podría arriesgar la necesaria transición” de Chile hacia una economía basada en el conocimiento.

El informe destaca que entre los factores más problemáticos para hacer negocios, identificados por privados, están una legislación laboral restrictiva (18,4%), fuerza laboral inadecuadamente educada (16,3%), ineficiente burocracia (12,5%), y poca capacidad de innovación (10,5%). En quinto y sexto lugar aparecen regulaciones tributarias (10%) y tasas de impuestos (7,4%).

REFORMA TRIBUTARIA

Sobre este último punto, el decano de la Escuela de Gobierno de la UAI, Ignacio Briones, destaca el impacto de las modificaciones planteadas en la estructura tributaria sobre algunos de los resultados de la medición.

Así, subraya el retroceso registrado en el indicador sobre el efecto de los impuestos en las decisiones de inversión (del puesto 31 al 15) y sobre los incentivos a trabajar (del lugar 16 al 28).

“Dado que la encuesta se tomó entre marzo y abril de 2014, este cambio de expectativas de los agentes probablemente se vio influenciado por el inicio de la discusión de reforma tributaria”, afirma Briones.