El número de trabajadores involucrados varió levemente entre 2012 y 2013, sumando 30.000 empleados aproximadamente. Expertos advirtieron que reformas laborales que impulsará el gobierno podrían elevar las huelgas efectuadas y su extensión.

Pía Toro.

En la actualidad sólo un 8,4% de los trabajadores asalariados en Chile negocian de manera colectiva, es decir, hay un 91,6% que se relaciona con su empleador de manera independiente y directa, según las estadísticas de la Dirección del Trabajo (DT) para el año 2013.

Cifras que desde el gobierno preocupan y están siendo analizadas, con la idea de diseñar los objetivos de la reforma laboral que ingresará en el mes de octubre al Congreso.

Sin embargo, no sólo estas estadísticas estarán presentes en el debate de la reforma laboral. Hay otras significativas que tienen que ver con las huelgas efectuadas en Chile en los últimos años.

Según antecedentes de la DT, las huelgas efectuadas en Chile durante 2013 alcanzaron a 201, lo que representa un incremento de 25% en comparación con las que se desarrollaron en 2012, que alcanzaron a 161. Durante ambos años los trabajadores involucrados estuvieron en torno a los 30 mil (ver gráficos).

Durante el año pasado las huelgas aprobadas fueron 832, con 110.929 trabajadores involucrados, pero de ellas 631 no llegaron a concretarse porque se finalmente se llegó a acuerdos.

En cuanto a las huelgas que sí tuvieron lugar en 2013, el mayor porcentaje estuvo concentrado en la Industria Manufacturera, con un 23,9% con 48 huelgas; seguida por Enseñanza con un 13,4% (27 huelgas); Comercio que llegó a un 12,9% (26 huelgas); Transporte y Telecomunicaciones con 10,4% (21 huelgas); y Actividades inmobiliarias y empresariales con un 10% (20 huelgas).

Estos antecedentes también coinciden con que estos sectores de la economía son lo que concentran el mayor número de sindicatos activos en el país. Por ejemplo, la Industria Manufacturera registró 1.516 organizaciones activas en 2013; en el Comercio fueron 1.795; en Transporte y Comunicaciones llegaron a 1.979; y en Enseñanza a 800 sindicatos.

Respecto a la extensión de estas huelgas, en promedio alcanzaron los 13,7 días durante el año pasado, un número que aumentó levemente respecto a 8 años atrás, cuando la prolongación de estos paros legales llegaba a 11,2 días.

De acuerdo a estas estadísticas la evolución de las huelgas muestra un aumento sostenido en el número de ellas desde 2005 a la fecha. Al respecto, la economista de Libertad y Desarrollo, Cecilia Cifuentes, sostuvo que durante 2013 el pleno empleo alcanzado incidió en gran medida en el alza de las huelgas, dado el poder negociador que tuvieron los trabajadores.

“Hay un clima social más favorable para que se efectúen este tipo de situaciones. El hecho que estemos en una situación de pleno empleo, tiende a ser un elemento que incentiva a más huelga, porque el poder de presión de los trabajadores es más significativo, porque para el empleador es más difícil en el fondo el reemplazo. Entonces el pleno empleo también actúa como un factor que incentiva la generación de más huelgas”, dijo la economista.

Una visión que compartió el abogado y director de Berg Consultores, Huberto Berg, quien agregó que el aumento de las huelgas era un proceso que se veía venir, ya que señala que Chile se ha convertido en un país más de derechos que de deberes.

“Todos los movimientos que hoy salen a la calle, que destruyen la calle, no les pasa absolutamente nada, nadie responde, entonces los trabajadores que se van a huelga y se toman los establecimientos tampoco les pasa nada. La verdad es que como sociedad no nos puede extrañar lo que está pasando, porque han sido las mismas autoridades y los políticos que han permitido esto al no pasar las cuentas”, sostiene.

Riesgos de las reformas laborales.

Uno de los principales objetivos de la reforma laboral que impulsará el gobierno es aumentar el número de trabajadores que negocie colectivamente, para considerar esta figura una de las formas más representativas dentro de las relaciones laborales.

Para ello, uno de los titulares de la reforma y que según ha manifestado la ministra Javiera Blanco es intransable dentro del debate de diseño de las iniciativas, es el fin al reemplazo en períodos de huelga, con el fin de poder fortalecer las negociaciones; incentivar los acuerdos de manera anticipada entre empleador y organizaciones sindicales, y por ende desincentivar las huelgas efectuadas.

Sin embargo, para los expertos, las medidas anunciadas por la autoridad van en la dirección contraria.

Para Cifuentes las propuestas del gobierno no son positivas: “El fin del reemplazo en huelga y la titularidad sindical en la negociación colectiva, a mi juicio, benefician a un grupo de trabajadores en contra de otros”.

En cuanto a las huelgas sin reemplazo, la especialista señaló que “esto incentiva la huelga como un instrumento de presión efectivo”.

En este contexto, explicó que esta presión se puede ejercer, ya que al paralizar la empresa ésta incluso podría llegar a la quiebra.

Además Cifuentes recalcó que las reformas laborales que el gobierno plantea en el programa también inyectan mayor rigidez al sistema, al contrario de las recomendaciones que han hecho organismos internacionales como la OCDE, que llaman a Chile a flexibilizar el mercado laboral.

“Si tu acortas el período de negociación a cambio de dejar un poder excesivo en mano de los sindicatos, lo que se termina haciendo es un desincentivo a la contratación y al crecimiento”, manifestó Cifuentes.

En esta misma línea, Berg coincidió con que las reformas laborales van a aumentar el número de huelgas efectuadas en el país y la extensión de las mismas.

“Si estos temas se analizaran desde el punto técnico y desde la conveniencia del país, estas reformas nadie las propondría, pero como se discuten desde el punto político, tenemos propuestas que claramente no van a ayudar al país”, sostuvo el abogado.

En este sentido, insistió que con los mensajes entregados por las autoridades, el único diagnóstico que se puede tenes, hasta ahora, es que se elevará el número de huelga, se afectará la marcha de la economía, y va a impactar el empleo y la productividad.

“El tema laboral siempre se ha tratado para sacar ventajas políticas, y eso es un error”, concluyó el también integrante del comité laboral de la Sociedad de Fomento Fabril.