Doña Inés de Collahuasi, a más de 4.400 metros de altura:

En general, un trabajador de la minera parte su jornada laboral a las 8 de la mañana, en uno de los dos turnos establecidos: 7×7 o 4×3.

Por Mario Riveros M.

Nadie dijo que sería fácil. Tras más de dos horas en avión desde Santiago, el viaje terrestre que los trabajadores deben hacer al distrito minero de Collahuasi toma cinco horas. Cruzando desiertos y viejas minas abandonadas se llega casi a donde se acaba Chile: a cinco kilómetros de la frontera con Bolivia y a poco más de 4.000 metros de altura. Aquí es donde se emplaza Doña Inés de Collahuasi, empresa que produce cobre y molibdeno, y que es el tercer mayor depósito de cobre del mundo y uno de los de mayor altura en el país.

Una vez en la mina, la primera parada de los trabajadores es el policlínico, donde se revisa la saturación de oxígeno en la sangre. Los riesgos asociados a la altura son variados y graves, por lo que el foco está en medir constantemente el estado de las personas. La falta de aire es tan fuerte que no solo afecta a los trabajadores, sino también a artefactos como las baterías, que duran solo el 60% de lo normal.

En general, un trabajador de Collahuasi inicia su jornada laboral a las 8 de la mañana, en cualquiera de los dos turnos que tiene la mina: 7×7 o 4×3 (siete días de descanso y siete días de trabajo, por ejemplo).

El día parte en buses especialmente acondicionados para que, durante el trayecto, los grupos de trabajo se reúnan con sus supervisores. Hablar es uno de los temas que cruzan toda la labor en la mina: como las medidas de seguridad y las condiciones climáticas complican la conversación entre ellos, en cada oportunidad que tienen sociabilizan.

La minería se vive en solitario pero es una labor colectiva, por lo que la opinión del otro se pide cada vez que es posible. Estos tiempos se utilizan también para revisar las medidas de seguridad: cada labor requiere superar al menos dos instructivos, los que permiten cumplir con estrictos protocolos de la faena.

Dependiendo del lugar en que se trabaje, son también los requerimientos que tendrán los trabajadores. Como las distancias son grandes y es difícil desplazarse a esa altura, la mina ha habilitado cuatro comedores móviles, con capacidad para atender a unas 200 personas, en turnos día y noche, para los que están alejados de los casinos.

Al final de la jornada, y tras 12 horas de trabajo, los mineros regresan a descansar. Pero aún cuando la jornada laboral termina, hay otras actividades que se pueden desarrollar: existen gimnasios, salas de televisión, computadores, juegos de video y un pub, entre otras distracciones que los mineros ocupan mientras esperan su turno para bajar de la mina y descansar.