Para evitar estrés y agotamiento de sus empleados:

No recibir llamadas ni correos electrónicos laborales a partir de cierta hora, y menos durante el fin de semana, es la política de algunos empleadores en Europa. En Chile, la tendencia está en ciernes.

Por Andrea Manuschevich.

Cuando termina su jornada laboral -alrededor de las 18:30 horas-, Lucía Opazo, gerente de Recursos Humanos de la empresa 3M Chile, se va tranquila a su casa, porque tiene la seguridad de que nadie la va a llamar, enviar un correo electrónico o mensaje de texto relacionado con el trabajo. «Tenemos la política de que después de las siete de la tarde y durante el fin de semana eso no se puede hacer y se respeta para todos», explica.

Una iniciativa que la empresa decidió implementar hace tres años y que fue reconocida por Great Place to Work, por los beneficios que implica para los empleados. «Antes había como un vicio por trabajar. Hay tanta conectividad con los celulares que era muy fácil mandar un email en cualquier momento y te quedabas hasta las diez de la noche respondiendo mensajes», recuerda Lucía. «Por eso se tomó la decisión de privilegiar el tiempo con la familia y los intereses personales».

Vida privada

Este «derecho a desconectarse» es una tendencia a la que se adhieren cada vez más empresas sobre todo en países como Francia y Alemania, las que optan por proteger la vida privada y evitar el estrés y agotamiento de sus empleados. Es el caso de la BMW, en Alemania, que estableció que aquellos que deban responder correos un sábado o domingo puedan contarlo como horas extras trabajadas. En la Mercedes-Benz, en tanto, se borran los mensajes de la bandeja de entrada si es que se envían fuera del horario laboral.

«Los momentos de recuperación son necesarios para el bienestar de la persona y para que además esta pueda ser más productiva al día siguiente», explica Marisa Salanova, presidenta de la Sociedad Española de Psicología Positiva. La especialista viajó a Chile para participar en el Segundo Congreso Chileno de Psicología Organizacional y del Trabajo, organizado por la Universidad Adolfo Ibáñez.

«Lo aconsejable es no solo esperar las vacaciones para desconectarse, sino que hacerlo día a día», agrega.

Para Juan Pablo Toro, psicólogo y director del diplomado Calidad de Vida Laboral de la Universidad Diego Portales, existe una suerte de invasión del trabajo en la vida privada. «Pero no es que exista solo un jefe explotador que persiga más de la cuenta, sino que también empleados que no logran hacer el clic de desconectarse, porque de cierta forma esperan ser retribuidos».

Aunque hay varios lugares de trabajo que están aplicando medidas que apelan al «salario emocional», como dar el día de cumpleaños feriado, para Cristian Pérez Lassarre, consultor de ventas, márketing y logística de Randstad, los chilenos no lograrán desconectarse por completo. «No les incomoda la conectividad permanente, siempre y cuando puedan salir más temprano del trabajo, por ejemplo, para ir al gimnasio y después responder un par de correos».

Pero por lo menos para Lucía, la posibilidad de desconectarse totalmente una vez que cruza la puerta de su oficina marca la diferencia. «Te sientes libre y el tiempo es para ti. Me voy tranquila a mi casa, sintiendo que no le debo nada a nadie».

33% de los chilenos cree que su empleador espera que esté disponible 24/7. El 15% de los europeos piensa lo mismo.