«Seamos objetivos, entregamos una economía mucho mejor que la que recibimos», dijo Larraín y destacó un crecimiento promedio de 5,4% anual. Dice que la reforma tributaria anunciada es una parte del problema en cuanto a la desaceleración de la inversión.
Por Pamela Fierro E.
“La economía está viviendo un proceso de desaceleración, pero ciertamente el dato de enero tiene elementos puntuales que cualquier persona que mire con un mínimo de objetividad el tema debe reconocer”, advierte de entrada el ministro de Hacienda, Felipe Larraín. Y detalla: la elevada base de comparación de enero de 2013 (6,4%) y la caída de 18,9% en los envíos, ligada al paro portuario.
Sin embargo, no todo es malo. Anticipa que la situación de debilidad de los envíos en el cuarto trimestre y enero debiera ser de corto plazo ¿la razón? El mejor desempeño esperado para el mundo, y el correcto funcionamiento de los amortiguadores automáticos de una economía con tipo de cambio flexible como la chilena. Una señal de alerta, no obstante, es la baja en la inversión.
Usted puso el acento en la base de comparación y el paro, pero la Nueva Mayoría cree que la desaceleración es permanente. De hecho, su sucesor, Alberto Arenas, advirtió que heredan una economía desacelerada ¿Es así?
Seamos objetivos. Estamos entregando una economía muchísimo mejor que la que recibimos. Nosotros heredamos una economía que estaba no en desaceleración, sino en recesión y con un déficit fiscal históricamente alto. Esta situación se arrastraba ya por un tiempo. Por ejemplo el segundo semestre de 2008 Chile creció sólo 1,7% mientras que en 2009, el PIB cayó 1%. En el período 2006-2009 el mundo creció 3,2% y Chile, 3,3%, virtualmente lo mismo. La economía estaba fatigada. Además, el déficit fiscal corriente de 2009 fue de 4,4% del PIB y de 3,1% del PIB si se mide la posición estructural.
¿Qué cifras heredarán entonces?
La próxima administración heredará una economía que recuperó la capacidad de crecer (en promedio 5,4% por año) y mucho más que el mundo (1,6% en promedio anual). También se entrega una economía con sólidas bases, con una posición fiscal muy mejorada. El déficit fiscal efectivo se redujo a sólo 0,6% del PIB y el estructural a sólo 0,7% del PIB en 2013. Es decir, cerca del balance estructural. Pero al final del día, no son sólo nuestras opiniones. Las clasificadoras de riesgo del mundo (…) organismos multilaterales como el FMI, el Banco Mundial y la OCDE han alabado en diversos informes el sólido manejo económico, el mercado financiero internacional también. Los chilenos sabrán diferenciar el análisis objetivo de las opiniones sesgadas.
Arenas también señaló que tenían la experiencia y que iban a gobernar para recuperar el tiempo perdido” ¿Se perdió el tiempo en materia económica?
Es al revés. Nosotros fuimos los que recuperamos el tiempo perdido. Se había perdido mucho tiempo con tasas de crecimiento bajas. Además, se había deteriorado mucho la posición fiscal. Hoy eso ha cambiado. Ese es nuestro legado. Las cifras simplemente no sustentan la hipótesis de que Chile perdió el tiempo en materia económica. La economía creció sólidamente durante tres años y tuvo una desaceleración moderada el último, pero aun así lo hizo mucho mejor que el mundo. Sacar conclusiones para un período de gobierno completo por el dato puntual de un mes, es -por decir lo menos- analíticamente equivocado.
Según el futuro ministro, con esta desaceleración se hace más necesaria la reforma tributaria, pues a gastos permanentes se requieren ingresos permanentes. ¿El país requiere esta reforma?
La experiencia indica que el crecimiento económico es lo fundamental para recaudar más. Una economía que sube impuestos y pierde su capacidad de crecer no necesariamente generará ingresos permanentes adicionales. En la actual administración se realizaron dos reformas tributarias, una para financiar la reconstrucción y la otra, para allegar nuevos recursos a la educación. Sin embargo, ambas fueron reformas moderadas, que buscaron una combinación que no hipotecara la capacidad de crecimiento y que también perfeccionaran el sistema tributario. Que no se busquen excusas para subir los impuestos en vez de buscar fórmulas para asegurar el crecimiento.
Usted había advertido que parte del frenazo en la inversión era por algunas ideas planteadas en el programa de Bachelet ¿Mantiene esa opinión? ¿Por qué?
Por supuesto. Hice este planteamiento en junio y todos los antecedentes posteriores han corroborado esa tesis. Los economistas que han estudiado la inversión saben que existe vasta literatura teórica y empírica sobre los efectos perniciosos que causa la incertidumbre sobre la inversión. Ciertos proyectos de inversión se posponen hasta que se despeja la incertidumbre, lo que significa que el efecto negativo se observa antes de que las políticas se materialicen. De igual forma, los estudios académicos para Chile respaldan el hecho de que mayores tasas de impuesto corporativo disminuyen la inversión. La reforma tributaria que plantea la futura administración no sólo aumenta fuertemente los tributos, sino también propone eliminar casi todos los regímenes tributarios que favorecen a las pymes.
En el Banco Central le restan dramatismo a esos efectos…
Sin duda, la reforma tributaria anunciada es una parte del problema -aunque importante-, pero no es la única.
Algunos analistas también advierten que la menor inversión obedece a la falta de energía y paralizaciones de proyectos.
El tema energético es un desafío clave que deberemos enfrentar como país, a pesar de los avances que se han logrado. Pero esto lo enfrentamos durante todo el período, no ha surgido ahora último.