En 2013 cada trabajador chileno produjo unos US$ 33 mil:

La mayoría de los chilenos rinde según lo que le pida la empresa, pero pocos destacan. Estructura de altos sueldos fijos y jornadas largas inciden en menor eficiencia.

Por Antonia Eyzaguirre A.
Menos de un quinto de los profesionales chilenos tiene un desempeño por sobre lo esperado por la empresa, demostró una encuesta realizada por SommerGroup. Por su parte, el 57% declaró que el trabajo realizado estaba dentro de lo que esperaba su compañía y un 25% está bajo ese límite.

La evaluación de desempeño permite medir el cumplimiento de los objetivos de cada ejecutivo. En ese sentido, el porcentaje de quienes declararon cumplir con lo esperado por su organización es alto, sobre todo si se considera que las metas pueden haber sido desafiantes. Aun así, el 18% que dijo desempeñarse por sobre lo esperado -que resaltó entre el resto de los ejecutivos- es bajo.

Cada trabajador chileno produjo, en promedio, US$ 33.222 durante el año pasado, lo que lleva al país a encabezar el índice de productividad laboral en las economías de América Latina, según un estudio de Euromonitor recientemente publicado por «El Mercurio». Sin embargo, si se compara con los países OCDE -con un promedio por persona de US$ 78.159- Chile sigue estando muy por debajo en cuanto a la eficiencia de sus empleados.

«Una persona productiva es aquella que alcanza o sobrepasa sus objetivos en los tiempos destinados para ello», dice Sebastián Pedraza, gerente de búsqueda ejecutiva de SommerGroup. Agrega que tener claridad en los objetivos, competencias para organizarse y también comprometerse y motivarse por el trabajo que se realiza, son factores que inciden directamente en los niveles de productividad.

Cambio generacional

Las generaciones no siempre piensan lo mismo sobre qué significa ser productivos. Esto se entiende cuando se piensa que el mercado laboral en los años en que cada generación entró, era distinto.

Antes había menos oportunidades y menos empresas. Por lo mismo, para los baby boomers la productividad estaba dada por la permanencia, ya sea en el sentido de estar muchas horas en la compañía o trabajar un largo tiempo en el mismo lugar, porque estaban convencidos de que debían luchar para conseguir las cosas y que el crecer implicaba sacrificarse. «Se definen según su trabajo», advierte Murilo Arruda, managing director de DNA Human Capital.

Pero, ya no es válido ni bien visto que los ejecutivos se queden muchas horas en el trabajo y no cumplan con los objetivos y metas planteados, sostiene Ana María Icarán, de Icarán & Ovalle.

Arruda explica que la generación X comenzó a valorar más el tiempo libre y se dio más espacios para hacer otras actividades, además de trabajar. «La generación Y, en tanto, sostiene que ser más productivo no implica estar largas horas en el trabajo (…) Creen que para ascender no es necesario solo dedicarse al trabajo, pero sí presentar resultados tangibles», dice el ejecutivo de DNA.

Catalina Moreno, directora operativa de Von Der Heide Chile, señala que hay un cambio de paradigmas y se sabe que no se necesita hacer más, sino hacer mejor las cosas.

La transición generacional va desde una visión centrada en la productividad como meta global, a una donde los objetivos son personales y muchos de ellos trascienden a los de la empresa y se alinean más bien a un proyecto de desarrollo individual, tanto en lo profesional como en lo personal, comenta Pedraza de SommerGroup.

¿Cómo mejorar los índices?

Los profesionales que superan los niveles de desempeño esperado se encuentran en todas las edades. Por ejemplo, los mayores son competitivos, están conectados, utilizan tecnología de punta, se adaptan a horarios flexibles y tienen conciencia de la importancia de desarrollarse de manera integral, aclara Moreno.

No obstante, Arruda critica que en Chile pocas organizaciones dejan claro cuáles son los objetivos tangibles e intangibles que los empleados deben perseguir, lo que hace que las personas trabajen sin foco y sin motivaciones extras, incidiendo en que el nivel de productividad no sea sobresaliente. Las largas jornadas laborales, sumadas a una estructura de altos salarios fijos, también pueden influir en el desempeño.

Para ser competitivos en este milenio, y esto es aplicable para los diversos rubros, los expertos sostienen que es clave entregar valor agregado y advierten que eso no se logra por trabajar hasta tarde, sino por hacer algo distinto a la competencia, por innovar, por hacer que los equipos y las personas den lo mejor de sí. «Las personas no dan lo mejor de sí, si sienten que se están perdiendo la vida encerradas en su lugar de trabajo», afirma Moreno.

Según él, aquellas empresas que explicitan a sus colaboradores que lo que buscan no es más tiempo sino mayor compromiso, flexibilidad y logro de objetivos logran paulatinamente una transformación y tienen trabajadores con un desempeño más alto.