Francisco Rosende, economista de la Universidad Católica:

Asegura que el FUT aún está vigente y que su eliminación no será suplida por un sistema de depreciación acelerada. Espera también que la discusión técnica, obligue precisiones a la reforma tributaria.

Por Cristián Bastías Flores

Pese a que faltan menos de 50 días para que Michelle Bachelet asuma formalmente la Presidencia de la República y, por ende, para que se envíe el proyecto de Ley que consolide su propuesta de reforma tributaria, el ex decano de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas de la Universidad Católica, Francisco Rosende, subraya que, desde su perspectiva, “la economía está caminando bien, se ha ido logrando avanzar de manera significativa en distintos planos, como en las políticas sociales, por lo tanto, no vislumbro una justificación sólida para llevar a cabo un aumento del tamaño del sector público”.

– La economía está desacelerándose y también ha habido una importante disminución del precio del cobre…

– Eso entrega más razones para pensar en la necesidad de reimpulsar el crecimiento, yo creo que evidentemente la discusión de la política conducente a elevar la tasa de crecimiento está muy lejos de ser acotada y en ese sentido, creo que va a ser necesariamente un tema que el próximo gobierno va a tener que hacerse cargo.

– Se habla de la necesidad de realizar una reforma educacional, ¿cómo se puede hacer sin una reforma tributaria?

– Creo que en lo que hay consenso es en la necesidad de ir avanzando en la calidad de la educación y eso supone, primero, tener un diagnóstico muy claro de cuáles son los aspectos que son mejorables, y a partir de ahí definir cuáles son las áreas en las que se requieren recursos. Tengo la sensación de que el diagnóstico general, no está bastante fino. De hecho, cuando se está planteando educación universitaria gratis, se está desviando el foco. Una política social eficiente que realmente apunte a mejorar la calidad de la educación tiene que partir por proveer educación preescolar de calidad, después educación básica de calidad y posteriormente, en ese contexto, tener una agenda de becas y créditos universitarios, para la gente de menores recursos, muy bien establecidos. Una vez que tengamos definido ese programa, el paso siguiente es ver si mediante reasignaciones de recursos es posible financiarlo, o si vía el crecimiento se financia. Si no se puede con estas dos , recién ahí hablamos de reforma tributaria. Por ahora, hemos seguido el camino contrario.

– ¿Está preocupado entonces con la reforma tributaria de Bachelet?

– Definitivamente, creo que estamos hablando de un aumento en la carga tributaria que no es despreciable (3 puntos del producto) y en segundo lugar, de cambios relativamente fundamentales en términos de la estructura del sistema tributario chileno, que ha funcionado bien. Creo que si la idea es mejorar lo que hay, hacerlo más equitativo, evitar cualquier espacio para evasión, es un planteamiento distinto a hacer una reforma radical en términos de lo que tenemos y naturalmente es un motivo de preocupación.

– ¿Qué es lo que más le preocupa?

– Estamos hablando de 3 puntos del producto, creo que es ingenuo pensar que ese aumento no va a afectar en decisiones económicas relevantes, por ejemplo, en la inversión. Además, me preocupa cuáles van a ser los proyectos que se van a financiar con esos recursos y cuál es su rentabilidad social. Aquí no hay una discusión ideológica: en la medida en que se nos presenten proyectos relativamente rentables y tengamos claridad de que los márgenes de reasignación están bastante topados, uno puede encontrar razones para la necesidad de mayores recursos fiscales, que tal vez no son provistos por el crecimiento.

– ¿Ha afectado esta propuesta la inversión?

– No tengo trabajos cuantitativos como para hacer una aseveración categórica, pero sí creo que es razonable suponer, en un período en el cual está latente la posibilidad de un cambio importante del sistema tributario algunos proyectos de inversión se pospongan a esta definición de las reglas del juego, por lo tanto, no me parece que sea una ofensa a quienes impulsan estas reformas, suponer que hay un ambiente de espera.

– Respecto al FUT, ¿considera que aún está vigente?

– El sistema que tenemos hoy contempla el FUT y no ha sido modificado. Creo que es un sistema que fue concebido no solamente para una coyuntura en particular, sino que fue concebido como una forma de estimular el ahorro y la inversión y en ese sentido, me parece que ha cumplido satisfactoriamente el encargo que se le hizo.

– ¿Qué modificaciones se le debería hacer entonces, para que no permita la elusión?

– Creo que si hay la sensación de que el FUT está generando espacios para un mal uso hay que analizarla en su mérito y es un rol que el Servicio de Impuestos Internos y las agencias fiscalizadoras tienen que ver, pero es distinto a lo que estamos oyendo, que es cambiar el sistema. Creo que el cambio del sistema actual a uno de depreciación acelerada no va a responder de forma satisfactoria las necesidades de estimular el ahorro y la inversión, particularmente, para aquellas empresas que tienen más dificultades de acceso al crédito. Es claro que una empresa grande no tiene problemas en esto, los van a tener las empresas más pequeñas.

– ¿Qué le parece el aumento del impuesto de Timbres y Estampillas?

– En su momento se planteó la conveniencia de bajar el impuesto de Timbres y Estampillas como una forma para promover una mayor fluidez del funcionamiento de los mercados financieros, para que las personas pudieran desplazarse desde distintas instituciones y en distintas operaciones a bajo costo de transacción. Creo que volver a ellos es una mala idea porque apunta precisamente en la dirección contraria de una iniciativa que fue ampliamente reconocida.

– Otra preocupación que se ha dado entre los mismos economistas es la velocidad con que se planean hacer estos cambios ¿Son suficientes cuatro años?

– Lo que más me preocupa dentro de todo son las indefiniciones. No tengo dudas de que la inspiración de los economistas que están detrás de la Nueva Mayoría es seria, no tengo dudas de que una preocupación importante de ellos era mantener los equilibrios macroeconómicos, pero sí tengo dudas en términos de cuan calibrado están los efectos sobre el dinamismo de la economía a todas estas propuestas. Y al mismo tiempo, tengo temor de las expectativas que puede provocar, porque el sistema político a veces tiene dinámicas distintas a las que tiene la economía y ellos se van a ver presionados por allegar recursos públicos a una velocidad importante. Eso a su vez provoca ruido lo que no es muy conveniente en un contexto económico global donde ya tenemos bastantes ruidos. Adicionalmente, el tiempo, para algo que no está claro, es poco.

– ¿Espera que en la discusión que se dé en el Congreso se pueda moderar la reforma tributaria?

– Tengo la impresión de que la discusión técnica obligará precisiones, lo que es bueno. Pero como dije, me preocupan las expectativas que pueda haber en el ámbito político, particularmente, con el Congreso que resultó electo, donde la expectativa que se plantea desde varios sectores es que van a haber muchos recursos públicos y eso puede ser una expectativa irreal, lo que le puede generar varios problemas a la nueva administración de Michelle Bachelet.

Energía: la tarea pendiente de Piñera

– ¿Cuál es su balance de los logros del gobierno de Sebastián Piñera?

– Primero, un buen desempeño en las cifras macroeconómicas, lo que ha significado un período de progreso, en lo que no hay ninguna duda. Hay un segundo logro que tal vez es menos evidente y que tiene que ver que en general, se logró manejar un ambiente de bastante turbulencia política social sin desordenar las cuentas macroeconómicas y preservando la línea central del modelo económico. Yo creo que lo que comenzó a ocurrir desde el año 2011, fue un shock inesperado para todo el sistema político y en algún momento, dado la dinámica que eso tuvo, existía el temor de que pudiera reaccionarse de una forma que tuviera grandes costos macroeconómicos, pero el gobierno se mantuvo coherente con los principios de una economía que funciona bien y de forma ordenada.

– ¿Que quedó pendiente? Se ha planteado que faltaron reformas estructurales…

– Creo que quedan pendientes fundamentalmente tareas en el ámbito de la energía y en poner los énfasis dentro del diseño de políticas públicas en los aspectos que son más importantes para seguir avanzando. Creo que el ambiente público, en algún momento, se vio muy dominado por situaciones que llevaron a destacar como un rasgo general del modelo situaciones de abuso, de desigualdad, de descuido de los problemas sociales, a partir de lo que fue La Polar y todo el espectro político se hizo eco de eso, y a partir de ahí se genera la sensación de agotamiento del modelo, se genera un cuestionamiento del mismo que, en mi opinión, no solamente no tiene base sino que es tremendamente injusto.

No se debería bajar la tasa de interés

– ¿Qué implicancia podría traer el alza que ha mostrado el dólar? El viernes superó los $ 550…

– Por un lado, yo creo que el hecho de que haya existido alguna corrección al alza en el dólar durante las últimas semanas es saludable, creo que desde el punto de vista del equilibrio de los precios relativos de la economía chilena, el tipo de cambio real en algún minuto fue muy bajo y era conveniente que se corrigiera al alza par a fortalecer el sector exportador, particularmente, donde todo hace suponer que la política monetaria en los EEUU va a ir recausándose hacia la normalidad, lo que nos acerca a un dólar más fuerte, lo que trae aparejado precios de comodities más bajos. Por otra parte, creo que ha habido un cierto sobre ajuste el cual en alguna forma está influenciado con la percepción de lo que viene en nuestra economía, es una progresión hacia una política monetaria más expansiva y yo creo que no es una lectura correcta de los espacios de la política monetaria.

– ¿Que debiera pasar con la tasa de interés?

– Bueno, el ajuste que ha sufrido el dólar va a ser una complicación para el Banco Central y al menos en el corto plazo le va a obligar a tomarse una pausa y reevaluar el escenario de sus decisiones de política monetaria. Yo personalmente no creo que en este momento no existen condiciones para nuevas bajas de la tasa de interés.

– ¿Pero dónde ve el piso?

– En este minuto, donde está. Creo que siendo la inflación el principal objetivo del Banco Central y dado la evolución que mostró la inflación el año pasado, donde si uno mira los número con detalles ve que los números del segundo semestre fue más vigoroso que el primero y viendo la sobre reacción que se ha producido en el mercado en materia de tipo de cambio. Con la información que tenemos creo que la tasa no debería seguir bajando.