El ex ministro de Hacienda se refiere a las trabas existentes en el mercado laboral y a las responsabilidades políticas que hay detrás. En ese sentido, asegura que medidas como la extensión del postnatal no han logrado aumentar la participación en el trabajo.

Por Pía Toro

Mientras prepara el estreno en sociedad de Fuerza Pública, movimiento que lidera tras su precandidatura a la Presidencia de la República, Andrés Velasco alista aquellos temas que buscará instalar en el debate político. Durante estas últimas semanas, el ex ministro de Hacienda ha retomado su veta económica y ha participado en diversos seminarios sobre políticas públicas, donde el tema expuesto ha sido «La desigualdad y el empleo en Chile». Para el economista, igualar las condiciones de acceso al trabajo podría disminuir las brechas que hoy existen en la sociedad, sin embargo, considera que un importante obstáculo para avanzar en esta materia se encuentra en la clase política, ya que ésta sólo responde al electorado, aislando a aquellos que por diversos motivos no participan de las elecciones y que muchas veces pertenecen a los sectores más críticos cuando se habla de empleo: las mujeres y jóvenes.

Durante este gobierno se han logrado cifras históricas de desempleo, ¿reconoce que hay un avance en la materia?

-Que la cesantía caiga es una buena noticia, nadie podría negarlo, pero esa es una mirada sobre el trabajo y no necesariamente es una mirada reveladora. El número de personas que buscan trabajo y no lo encuentran ha caído, pero hay muchísimas personas que no pueden buscar trabajo. Por ejemplo, mujeres que no tienen con quién dejar los hijos o personas que no tienen capacitación, y por lo tanto el problema de fondo, más allá que el desempleo oscile, es que Chile sigue teniendo un mercado laboral que funciona mal, porque hay demasiadas personas que quedan fuera del mundo del trabajo, alrededor de 3 millones. Ese problema es de larga data, porque no es un problema que sólo sea de este gobierno.

Uno de los hitos de este gobierno ha sido la creación de empleo (905.000 plazas). ¿No ve ahí un mérito?

-Más allá de los ciclos económicos, es evidente que al gobierno anterior le tocó la tremenda crisis internacional y a este gobierno le tocó la recuperación, pero no es el debate que me parece más relevante. Más allá del ciclo, más allá de la crisis y más allá de la recuperación, hace décadas Chile deja y excluye a millones de personas del trabajo, y ese no es un problema cíclico o que la economía anduvo más lenta o más rápida, es otro tema. Cuando el gobierno se centra en las cifras cíclicas de empleo, lo que está haciendo es dejando de lado otro problema subyacente mucho más grave.

Pero las reformas estructurales en trabajo no sólo han sido obviadas por este gobierno, sino que por todos los otros hacia atrás.

-Por eso es un problema de larga data. La razón por la cual no ha habido soluciones de fondo es que la clase política tiende a ignorar los problemas de empleo y los tiende a ignorar porque son políticamente difíciles, y porque además, las víctimas del mal funcionamiento laboral tienden a ser jóvenes y mujeres que muchas veces no votan.

Hace 4 años, en las campañas electorales, los candidatos de la Alianza decían que iban a hacer una revolución en el mundo del trabajo, que iban a hacer reformas profundas, y no hicieron ninguna.

¿Y la extensión del postnatal no ha ayudado a mejorar las condiciones de participación de las mujeres?

-No que yo sepa. De hecho, la preocupación de los expertos era exactamente la contraria, que pudiese desincentivar la contratación de mujeres en edad fértil. No hay datos todavía para concluir ni lo uno ni lo otro, por lo tanto el que tenga una afirmación al respecto está inventando. Habrá que hacer los análisis respectivos y aún no es el tiempo.

¿Estas fueron sus aprensiones para recomendar a Bachelet (2006- 2009) no llevar adelante la extensión del postnatal?

-El problema era que había muchas mujeres que no tenían nada de postnatal y mi postura siempre fue que lo primero que había que hacer era defender la cobertura, porque tú no puedes avanzar en darle más a los que ya tienen, sin atender el drama de quien no tiene nada. Por lo tanto, siempre me pareció que lo importante era extender este beneficio primero que nada a las temporeras, a las trabajadoras independientes, a las feriantes, que no tienen absolutamente nada.

¿Por qué durante los años de gobierno de la Concertación la participación laboral no fue prioridad?

-Lo primero que dije es que éste era un problema de larga data. Cambios legislativos sustantivos en los últimos 20 años han sido nulos y la razón es muy sencilla: la clase política responde a los incentivos electorales, y las mujeres y jóvenes, por razones que son conocidas y lamentables, tienden a tener la menor participación electoral, y por lo tanto el mundo político no se mueve para atender a sus necesidades.

¿Cuáles son las reformas estructurales necesarias para aumentar la participación laboral de mujeres y jóvenes?

-En la campaña de las primarias nosotros hicimos una larga lista de propuestas. Primero, hay que facilitarles a las personas que salgan a trabajar, y eso pasa por cuidado infantil. Segundo, hay que mejorar radicalmente el sistema de capacitación, porque este mecanismo está mal pensado, ya que apunta a que las empresas capaciten a sus trabajadores, lo que está muy bien, pero eso deja totalmente afuera a los trabajadores que no pertenecen a empresas y a los desempleados. Tercero, mejorar radicalmente la información disponible para quienes buscan trabajo. Y una cuarta idea, que hay que tomarse muy en serio, es subsidiar el empleo juvenil y femenino. Hoy Chile gasta alrededor de US$ 200 millones al año, lo que es el 0,1% del PIB. En los países escandinavos, en cambio, gastan 2% y hasta 3% del PIB en políticas activas del mercado del trabajo, capacitación y subsidio, por lo tanto estamos a años luz del esfuerzo que se tiene que hacer para integrar a los jóvenes, pobres y mujeres al mercado del trabajo.

¿Esta idea no discriminaría a otros sectores como los hombres?

-No corresponde hablar de discriminación en este caso, sino que de priorización. Todo subsidio se aplica donde el problema es mayor. El subsidio dependería de las remuneraciones de las personas. Estamos hablando de subsidio para personas que ganan menos de $300 mil, no estamos hablando de subsidios para personas que ganan $800 mil.

¿Cómo va a hacer presente este debate, si Fuerza Pública no participa en el Parlamento?

-Estas propuestas fueron hechas en campaña y ¿cómo las vamos a defender? Participando en el diálogo democrático. Los diálogos en el país se hacen en los seminarios, se hacen en el Congresos y en los diversos foros públicos, y eso es lo que vamos a seguir haciendo. Los proyectos no caen del cielo, se discuten con centros de estudios, se discuten con los movimientos sociales.

Pero quienes votan son los parlamentarios…

-Por supuesto, pero en Chile el gran problema no ha sido la aprobación o no, porque estos temas no han llegado al Congreso. El problema es que no hemos tenido un diálogo fructífero que permita que los temas maduren y que eventualmente lleguen al Congreso. Entonces, cuando dice usted no tiene diputados o senadores, ese no es el problema, el problema es que nunca han existido proyectos de ley, nunca llegan al Congreso.