Reclaman mayor flexibilidad:
Las razones de este fenómeno son variadas, pero factores como el nivel de educación, los salarios y el alto costo en el cuidado de la familia inciden fuertemente.

Algo está pasando que la presencia de la mujer en el mercado laboral no logra dar un salto significativo. Las cifras del Instituto Nacional de Estadísticas (INE) muestran un estancamiento (ver infografía), realidad que también se ha visto reflejada en las investigaciones de numerosas instituciones dedicadas a la temática. Entre ellas, la organización ComunidadMujer que señala que más de un millón de mujeres no tiene empleo porque necesitan estar dedicadas al cuidado de sus hijos.

Si bien la desocupación en este segmento ha bajado, todavía se observan importantes brechas de género en términos de participación y de salarios. En este sentido, la Encuesta Nacional Bicentenario, realizada por la Pontificia Universidad Católica de Chile y Adimark Gfk, arroja interesantes resultados: El 41% de los encuestados dice estar muy en desacuerdo con la afirmación de que una mujer que trabaja establece una relación igual de cercana con sus hijos que una que no lo hace. Asimismo, el 43% está muy de acuerdo con que un niño de edad pre-escolar sufrirá si su madre trabaja.

«Cada vez se valora más el trabajo remunerado de la mujer, sin embargo, se mantiene en paralelo una creencia en torno a que su rol está en el hogar y en el cuidado de los hijos. Las mujeres, además, advierten cierto grado de injusticia en la distribución de las tareas domésticas. Estas percepciones no han cambiado de manera importante en los últimos cinco años», concluye el estudio.

Multifactorial

«Lo que se ha visto en el último tiempo es una caída de la tasa de participación laboral femenina. Esto se refleja en un aumento del porcentaje de mujeres inactivas, que no están saliendo al mercado laboral», señala Danae Barros, académica de la Facultad de Emprendimiento y Negocios (FEN) de la Universidad Mayor.

En opinión de la experta, si bien las razones de este fenómeno son variadas, el factor que incide fuertemente es el nivel de educación. «Hay estudios que demuestran que las tasas de participación y empleo son más altas cuando el nivel educativo de las mujeres es elevado. Estamos hablando de educación universitaria o postgrado. Por otro lado, las mujeres con bajo nivel de educación podrían emplearse pero a salarios muy bajos, que no compensan el nivel de gasto que supone, por ejemplo, un crecimiento del grupo familiar».

Otro elemento que puede incidir es la brecha salarial entre hombres y mujeres, lo que puede ser determinante para una madre a la hora de decidir si entra al mercado laboral.

Más flexibilidad

A juicio de Danae Barros, en Chile falta un cambio en la legislación laboral que permita una mayor flexibilidad para que las empresas puedan ofrecer trabajos de media jornada, por horas o desde la casa. «Esto es un tema profundo, por cuanto implica un acuerdo con el sector privado, de manera tal que si el contrato es part-time, éste no se traduzca en condiciones laborales precarias».

Asimismo, hay que eliminar la restricción de que sólo las empresas con 20 o más trabajadoras están obligadas a costear el uso de salas cuna para sus hijos menores de dos años. «Las salas cunas deben ser un derecho universal y no debiera tener condiciones de ningún tipo. Esto sin duda, sería un apoyo a las jóvenes, y que son el grupo que explica, en mayor medida, los porcentajes de inactividad que reflejan las cifras del INE», dice Barros, quien agrega que también es importante avanzar en una mayor cobertura en la etapa del jardín infantil y seguir con el programa de aumento de horas en la educación escolar.

A juicio de la académica, soluciones innovadoras son más fáciles de pensar en el caso de las mujeres con mejor educación. «De ahí que sea muy importante la capacitación», afirma la académica.

La mujer tiene un rol relevante en la superación de la pobreza, por lo tanto, su inclusión en el mercado laboral representa un desafío para la sociedad. «Hay una tarea pendiente para el próximo Gobierno, que debe avanzar en que Chile sea un país desarrollado y no sólo el enfoque debe estar en el crecimiento económico, sino también en todos estos aspectos que apuntan a mejorar los niveles de desigualdad. No sólo estamos hablando de mujeres en edad fértil. Hay que poner atención con lo que está pasando con las mayores de 65 años, que tienen que jubilar, pero son muy activas laboralmente», concluye Barros.

IMPACTO DEL POSTNATAL DE SEIS MESES

«La entrada en vigencia del postnatal de seis meses no ha sido suficiente, como política pública, para mejorar los niveles de empleo femenino, sin embargo, es un gran avance y hay que perfeccionarlo para que los costos de este sean absorbidos, tanto por la madre como el padre», afirma Danae Barros.