Sector industrial es el que más emplea a estos colaboradores:
Empresas coinciden en que ayudan a mejorar el clima laboral y generan mayor compromiso con la empresa, y aunque se ha avanzado, aún los programas de inclusión son escasos.

Por Antonia Eyzaguirre
«La discapacidad no debe ser piedra de tope ni un beneficio implícito, a menos que se trate de alguna ayuda técnica», dice Alfonso Díaz, de 40 años, parapléjico y analista de riesgo en Banco Santander. Seleccionado nacional de tenis de mesa, dice que no hay trabas en su trabajo, solo el tener que ingresar por una entrada distinta a la del resto y la dificultad de enfrentarse a rampas empinadas que, dice, sería imposible subir sin la ayuda de su amigo Patricio Fuentes.

2,8% de los cerca de 7 millones de ocupados en el país presentan alguna discapacidad, según datos de la encuesta Casen 2011 entregados por el Ministerio del Trabajo. Más aún, un estudio a 150 empresas publicado este año por la Sofofa y la Organización Internacional de Trabajadores (OIT), mostró que solo el 0,5% de las compañías tienen personas con discapacidad.

Si bien falta mucho por avanzar en estos temas, las ventajas de inclusión son cada vez más reconocidas. Tanto que compañías como Walmart crearon una gerencia de Diversidad e Inclusión para incorporar a estas personas a los equipos. Loreto Cornejo, gerenta de esa área en la empresa, cuenta que la iniciativa ha sumado a cerca de 40 personas. Agrega que hicieron un programa donde capacitaron a miembros del equipo que pudiesen facilitar la inclusión y los resultados fueron tan exitosos que en 2014 esperan extender la idea al 20% de sus locales. Una de las mayores ventajas es contar con una cultura alineada con la diversidad de los clientes y tener grupos más creativos y sintonizados con la realidad de la sociedad, dice Cornejo.

Bci también formalizó una política inclusiva en 2011 y hoy tiene 22 colaboradores con discapacidad. «Tienen una sensibilidad que les permite enfrentar mejor las dificultades que se presentan en el trabajo y son un valioso aporte en la generación de ideas innovadoras y fortalecimiento de equipos», sostiene Pablo Jullian, gerente corporativo de Gestión de Personas.

En las empresas aseguran que es clave no dar beneficios ni tratos especiales a estos colaboradores, sino exigirles igual.

Las estadísticas muestran que estas personas contribuyen a mejorar el clima laboral, tienen buen nivel de desempeño, un mayor compromiso y responsabilidad dada la dificultad que significa para muchos conseguir empleo, mayor puntualidad y menor ausentismo que otros empleados.

Sodexo en Chile también hace un año está implementando la inclusión y, además de elaborar políticas de accesibilidad, capacitan al equipo que recibe a esos profesionales. Marcelo Vásquez, gerente de Diversidad e Inclusión de la empresa, dice que muchos son gente de gran talento y con formación, pero es un grupo donde existen altos niveles de cesantía, por lo que es un sector que ofrece grandes oportunidades de reclutamiento.

En Mars, el proyecto piloto para incorporar a practicantes con discapacidad ya lleva cuatro meses. La iniciativa ha aportado al equipo más energía, ganas de aprender y, además, le enseñan al resto a valorar lo que tienen, lo que incide en el compromiso y entrega de todo el equipo, sostiene Valeria Volante, de Mars Chile.

Dotar de un levantamiento de información caracterizada de personas con discapacidad en función de sus competencias laborales podría ayudar aún más a la inclusividad, pero esto necesita una mayor articulación de parte del Estado, el mundo asociativo y la empresa, advierte Jorge Carrasco, de la Comisión de Discapacidad de la Sofofa. «La política pública debe poner el acento en las condiciones de acceso a la educación de personas con discapacidad, programas de capacitación, mecanismos de incentivos y fomento a la contratación, acceso al emprendimiento, asistencia técnica y crédito para emprendedores con discapacidad», sugiere.