El abogado especialista en negociaciones del Estudio Jurídico Puga & Ortiz señala que el mejor mecanismo de resolución de conflicto es equiparando las fuerzas. Además criticó al gobierno por el manejo en casos como el Registro Civil.

Hoy los servicios públicos paralizarán sus actividades y realizarán concentraciones en todo el país. Esto tiene una razón: el Ejecutivo no adelantó la negociación por reajuste salarial como lo demandaban los 14 gremios que componen la mesa del sector público, quienes tendrán que esperar las elecciones de noviembre para retomar las negociaciones con el Ministerio de Hacienda. Entre las demandas se encuentra un reajuste salarial de 8,8%. Sin embargo, este mecanismo de manifestación para el sector público, es ilegal en Chile, y hoy en el marco de las elecciones presidenciales está siendo un tema de debate, al igual que la posibilidad de derecho a reemplazo en periodos de huelga, y el fortalecimiento de los sindicatos. Cristián Saieh, socio del Estudio Jurídico Puga & Ortiz, es experto en negociación, ha asesorado a entidades públicas y empresas privadas. En este contexto, el abogado de la Universidad Católica, analiza el impacto de la huelga en los servicios públicos, con el claro ejemplo del Registro Civil y las ideas de fotalecimiento sindical.

¿Cómo evalúa el manejo del gobierno respecto a las huelgas en el sector público, sobre todo con el caso del Registro Civil?

-Quien acepta la ilegalidad de los funcionarios del Registro Civil (paro de 18 días), es el gobierno, es decir, nada menos que el encargado de salvaguardar el Estado de Derecho. El Estado de Derecho implica el cumplimiento de la legislación, y en ese contexto permitir una huelga ilegal parece a lo menos algo que no debió haber sido aceptado por el gobierno, porque precisamente es el garante del cumplimiento de las normas y el Estado de derecho. En el fondo lo que estaba aceptando es negociar con la pistola arriba de la mesa, y una pistola que es ilegítima.

¿Cuál es el impacto social e institucional de esta «extensa negociación ilegítima»?

-Desde el punto de vista de la confianza los chilenos somos tremendamente desconfiados, de hecho de los países de la OCDE somos el más desconfiado. Si somos el país más desconfiado, y estamos permitiendo que se realicen medidas de fuerza que no están contempladas en la legislación, entonces la confianza hacia nuestras instituciones baja aún más. Al final, desde el punto de vista negociador estás dando una pésima señal al resto de las reparticiones públicas, porque estás diciendo que a través de medios ilegítimos se consiguen cosas, y buenas cosas.

Pero el sector público no está en igualdad de condiciones con el sector privado para negociar…

-No hay un cauce de solución adecuado para la resolución de controversias y discrepancias, entre las asociaciones de funcionarios y el poder Ejecutivo o el jefe de servicio. El único canal importante de resolución de controversia es el reajuste anual de los empleados públicos y una sola vez en el año, y que tiene que ver principalmente con platas. No olvidemos que las negociaciones que tienen particularmente los servicios no sólo tiene que ver con platas, porque detrás de ello hay muchas cosas: el reconocimiento a la labor funcionaria, está un estándar que se ha perdido en el tiempo, cambios de grado.

Pero más allá de esta negociación anual, también hay necesidades particulares ¿sería mejor avanzar hacia allá para aminorar los efectos de las huelgas en el sector público?

-Actualmente no existe un mecanismo adecuado para resolución de conflictos en el sector público. Al contrario, los que existen son malos porque no se dan en un contexto formal de negociación. Debe haber mecanismos de solución de discrepancias en el sector público, no puede ser que no exista en la legislación un mecanismo de solución de conflicto, a través del cual se manifiesten las distintas inquietudes que tengan ambas partes.

Que la huelga esté prohibida en el sector público, ¿Incentiva aún más buscar las huelgas como mecanismo de solución?

-El tema es delicado, porque son servicios que cubren muchas veces necesidades básicas de las personas. Mi opinión es que no se debiera aceptar la huelga en estos casos y buscar mecanismos alternativos de resolución de conflicto (arbitraje, mediación, entre otras). El hecho que haya paralizaciones ilegales, porque no podemos hablar de huelgas, no necesariamente tiene relación con que se pueda tener derecho a huelga. Ellos pueden tener derecho a manifestar sus discrepancias con la última oferta del empleador a través de medios distintos.

¿No es una discriminación, si el sector privado tiene derecho a huelga?

-Hay una discriminación, pero no es arbitraria. Acá hay un sentido, no se pueden ir a huelga porque se trata de servicios básicos que se están prestando a las personas. Hay servicios respecto de los cuales se entiende que su diferenciación en relación a la empresa privada exista y no sea arbitraria.

De todas maneras es un derecho…

-El derecho de huelga en Chile sólo es eficaz para trabajadores de altos ingresos. El derecho a huelga es un derecho ineficaz actualmente en Chile, porque hay miles de empresas que tienen huelga y esas huelgas no son efectivas porque de las empresas que votan la huelga, son muy pocas. En Chile el promedio de días que las firmas pasan en huelga no supera los 10 días, y eso tiene una razón clara: hay trabajadores que tienen sueldos muy bajos, entonces no se pueden dar el lujo de no recibir su justa remuneración a fin de mes. Hay que hacer que las relaciones laborales sean más equilibradas y menos confrontacionales.

¿Cómo avanzamos hacia ese equilibrio?

-Lo que haría es una revisión global que tenga por objeto equiparar las fuerzas entre sindicatos y empresas. Es un prejuicio infundado pensar que los sindicatos teniendo mayor poder van a lograr reivindicaciones que sean insostenibles para la empresa, eso lo considero irreal. Cuando las fuerzas están más parejas, las negociaciones son mucho más exitosas para ambas partes. Cuando el desequilibrio es muy alto se producen negociaciones confrontacionales que no generan valor.

Y avanzar a un sindicalismo automático para equiparar las fuerzas…

-Las cosas obligatorias no me gustan. Me gusta que la gente ejerza libremente la posibilidad de participar en gremios, en asociaciones, en partidos políticos, etc. En ese sentido, creo que la sindicalización automática se te impone cargas que como trabajador quieres evitar, porque la situación al interior de la compañía no implica necesariamente tener que ir a negociaciones colectivas.

Hay otros aspectos que debilitan a los sindicatos como el reemplazo en huelga…

-La huelga es un mecanismo con el cual las partes dejan claro que fueron incapaces de resolver sus diferencias en forma amistosa, entonces la huelga es un recurso extremo y final. Hay huelgas que no sólo le pueden hacer daño a la administración pública, sino que a empresas cuya calificación de las personas es difícil de sustituir, por ejemplo, empresas de tecnología. El hecho de que se hable que el derecho a reemplazo va a ser eliminado, me parece inconveniente.