El derroche de las potencialidades que tiene Chile en recursos, un mercado que no ha corregido las distorsiones y una tasa de carbonización altísima caracterizan el modelo energético chileno, explica el periodista y sociólogo en su última obra. En reemplazo, plantea avanzar en sustentabilidad y activar la presencia del Estado, al igual como lo han hecho países como Corea del Sur y Nueva Zelanda.

El afán de lucro, por sobre las estrategias de desarrollo a largo plazo, se entroniza en todos lados dentro de la sociedad chilena. Y el sector energético no es la excepción a esta regla, sostiene el periodista y sociólogo Raúl Sohr, en su nuevo libro «Así no podemos seguir» (Editorial Debate).

La obra plantea la necesidad de superar esta visión mercantilista por un modelo que comience con la intervención estatal, como lo ha hecho Corea del Sur y Nueva Zelandia, donde se han desarrollado sistemas equilibrados que han permitido un crecimiento económico no despreciable y que no ha carbonizado el ambiente, como se hace en Chile.

derroche energético

Potencialidades derrochadas con los recursos energéticos es una de las principales conclusiones de la obra, que también muestra el oligopólico mercado local como la causa de que los chilenos paguemos las tarifas eléctricas más altas de la región y del mundo, junto con tener una tasa de carbonización que nos aleja más y más de la sustentabilidad.

A juicio de Sohr, el mercado energético chileno «no ha funcionado, no ha corregido las distorsiones (…) Tenemos un excedente para poder producir esa energía a través de la solar. El desierto de Atacama tiene la mayor radiación solar del mundo».

«Tenemos una enorme cantidad eólica … En las Islas Malvinas satisfacen el 40% de toda su demanda eléctrica con aerogeneradores. ¿Por qué no se hace en Punta Arenas? Tuvimos todo este conflicto en Magallanes por el precio del gas… Se podría producir electricidad… Es la misma geografía, los mismos vientos arrachados», sostuvo el periodista al presentar su libro.

Sohr realiza un recorrido por la actual situación mundial del petróleo y el gas no convencional, además de entregar una guía para entender a los movimientos verdes que entran en la escena política.

En el tercer capítulo, pantea el rol que ha tenido el Estado para desarrollar mercados energéticos eficientes, como en Nueva Zelandia, donde el 15% de la oferta se realiza a partir de la geotermia.

NUEVO ESCENARIO

La propuesta termina con un supuesto escenario de transición en el país, donde el Estado se pone de acuerdo con el mercado, con un Plan de Ordenamiento Territorial Estratégico (POTE), para desarrollar equilibradamente otras fuentes energéticas: «El ideal del crecimiento no ha sido abandonado, pero ha quedado subordinado a la sustentabilidad».