En el encuentro hubo elogios de distintos sectores al modelo económico local, pero también se enumeraron desafíos a futuro. Acuerdos y consensos fueron las dos palabras que marcaron la actividad conmemorativa central de la premiación por los 60 años del Instituto Chileno de Administración Racional de Empresas (Icare), que convocó ayer a casi mil personas, entre autoridades, empresarios y ejecutivos en el Teatro Municipal de Santiago.

El presidente de la entidad, Francisco Silva —quien fue el primero en exponer—, el ex ministro de Hacienda Alejandro Foxley, y la directora de Icare, Lucía Santa Cruz, mencionaron estos conceptos como esenciales para el desarrollo de Chile.

Silva llamó al país a unirse en un “proyecto común”, mientras que la directora de Icare y decana de la Facultad de Artes Liberales de la Universidad Adolfo Ibáñez sostuvo que la constitución de la institucionalidad chilena ha sido un “encuentro de voluntades” entre los distintos sectores para alcanzar un consenso en torno a la mejor forma de organizar la economía.

Respecto de la institucionalidad política, Santa Cruz sostuvo que esta permitió una transición pacífica a la democracia y la creación de instituciones propias de una economía de mercado para lograr un crecimiento económico sostenido.

El premio Icare 60 Años a la institucionalidad económica chilena fue recibido por el actual ministro de Hacienda, Felipe Larraín, y el ex titular de la señalada cartera entre 1990 y 1994, Alejandro Foxley, quienes también enfatizaron en la necesidad de restablecer los canales de diálogo y lograr acuerdos para enfrentar temas de Estado, como, por ejemplo, el déficit energético por el que atraviese actualmente el país y que amenaza con agudizarse si no se resuelve en el corto plazo.

El actual presidente de Cieplan incluso recordó el período de la transición chilena, destacando que en ese momento se haya superado “la retórica de la intransigencia” y lamentando que hoy se haya tornado tan complejo reeditar la “política de los acuerdos”.

A la salida del encuentro, varios asistentes abordaron nuevamente estos temas, siendo la energía y el entrampamiento de los proyectos de inversión las principales preocupaciones de los asistentes a la actividad.

Además, coincidieron con Silva y Larraín en que “la calle” debe ser escuchada, pero no puede gobernar.
Ex ministro Foxley pide impulsar consensos en los temas estratégicos En los riesgos que Chile enfrenta para lograr el desarrollo y no caer en la trampa de los países de ingresos medios enfocó ayer su presentación el ex ministro de Hacienda Alejandro Foxley.

El actual presidente de Cieplan comenzó destacando el rol que ha cumplido la democracia en el logro de resultados en materia de crecimiento económico, reducción de la pobreza y aumento del consumo.

Sin embargo, señaló que también es necesario mirar la otra cara de la moneda. “La pregunta de fondo es si acaso podremos sostener y avanzar en los buenos resultados. ¿Seremos capaces de crecer más de 5% en los próximos veinte años? Esta sería la prueba definitiva para pasar a ser una economía avanzada, pero además una sociedad madura”, sentenció.

El ex ministro de Hacienda dijo que actualmente Chile enfrenta una serie de riesgos. “No es mecánica ni fácil la etapa que viene para nuestro país”, dice.
En primer lugar, advirtió que la pérdida de cohesión social puede desestabilizar la democracia y la economía.

Agregó que, en parte, la sensación de insatisfacción que hay en el país se genera porque la nueva clase media no quiere depender del Estado, pero tiene una serie de expectativas, por lo que busca acceder a buenos servicios desde la educación hasta la salud.

“Tenemos que responder frente a estos temas en un plazo razonablemente breve”, indicó. A su juicio, los niveles de desigualdad que aún existen en el país avivan la sensación de descontento.

En segundo lugar, enfatizó en la necesidad de tomar las medidas correctas para elevar la productividad y competitividad a un ritmo suficiente para llegar a los mercados antes que otros países de ingresos medios.

Un tercer riesgo que Foxley mencionó fue la eficacia de las instituciones políticas y la importancia de construir mayorías con una capacidad de mirar más allá del corto plazo.

“Se requiere de consensos en temas estratégicos. Uno de ellos es el energético. Parece increíble que habiendo muchos estudios que advierten que al año 2016, si seguimos postergando las decisiones de inversiones, vamos a tener que pedirle a la gente que apague la luz”, afirmó.

Recordó que a inicios de los noventa fue posible superar la “retórica de la intransigencia” y lamentó que hoy se observe un “escaso” liderazgo en el Ejecutivo y el Congreso para construir acuerdos y enfrentar los temas de Estado.

Larraín enumera medidas de este Gobierno para fortalecer institucionalidad “No cabe duda de que la institucionalidad es dinámica y necesitará siempre adaptarse a los tiempos para fortalecerse y perfeccionarse. Pero esto debe ocurrir dentro de un marco. Es legítimo pensar diferente y ahí radica la riqueza de la diversidad. La democracia potencia nuestras instituciones, pero las instituciones también nutren a la democracia, porque sin instituciones lo que resulta es anarquía”.

Este fue uno de los planteamientos con que el ministro de Hacienda, Felipe Larraín, agradeció el reconocimiento entregado ayer martes por Icare.

Además, la autoridad destacó el rol cumplido por el Banco Central autónomo, la iniciativa exclusiva del Ejecutivo en materia de gasto fiscal y las medidas que el actual Gobierno ha tomado precisamente para fortalecer la institucionalidad económica.

Dentro de estas últimas mencionó la creación vía reglamento del Consejo de Estabilidad Financiera (CEF) y reiteró que es inminente el proyecto que dará rango legal a esta instancia y dará más facultades para el intercambio “expedito” de información entre los organismos que lo integran. También señaló la creación del Consejo Fiscal Asesor y el proyecto que crea la Comisión de Valores, que reemplazará a la Superintendencia de Valores y Seguros (SVS).

Sobre iniciativas que están ad portas de entrar al Congreso, mencionó la reforma a las empresas públicas, nueva institucionalidad para el reajuste del salario mínimo y perfeccionamiento del sistema de Alta Dirección Pública.

Silva enfatiza en la necesidad de que el país se una tras un proyecto común para satisfacer demandas El encargado de dar inicio a la conmemoración de los 60 años de Icare fue el actual presidente de la entidad, Francisco Silva. El también presidente del Grupo Security explicó las razones tras el premio a la Institucionalidad Economía Chilena y descartó que el señalado reconocimiento fuese un acto de autocomplacencia.

“No es una desconexión con la compleja realidad política y social que vive hoy nuestro país. Muy por el contrario. Lo que queremos destacar es que nuestra institucionalidad económica se ha construido con el esfuerzo de muchos y a través de innumerables acuerdos”, afirmó.

De hecho, explicó que el premio representa los avances logrados por el país para construir una economía libre, equitativa y generadora de proceso y desarrollo.

“Chile aprendió una importante lección. Por encima de nuestras diferencias, no podemos dejar nunca de concordar algunas reglas básicas del juego y, por sobre todo, tener la firme voluntad de respetar la institucionalidad”, señaló.

Además, enfatizó en la importancia de superar el clima de incertidumbre económica y confrontación política que imperó en el pasado.

“Hoy el clima ha cambiado. Pero también debemos reconocer que tenemos muchas tareas pendientes, las que no pueden esperar más. Nada de esto podremos hacer sin reeditar encuentros, negociaciones y discusiones”, sostuvo.

A su juicio, es fundamental que el país se una tras un proyecto común y, desde esa plataforma, generar respuestas a las distintas demandas.

“No podemos, eso sí, destruir las bases de la estructura que hemos construido con tanto esfuerzo, trabajo conjunto y sacrificios compartidos”, enfatizó.
Gobernabilidad

Uno de los temas que también analizó Silva en su presentación fue el rol de los movimientos sociales.

Al respecto, dijo que hay que decodificar sus anhelos, buscar soluciones compatibles con los medios que tiene el país, pero también ejercer liderazgos y evitar la demagogia.

“La calle puede entregar sus mensajes e inquietudes. Pero la calle no puede gobernar”, advirtió. Esto, porque, a su juicio, los remedios podrían ser “peores” que las enfermedades que se busca sanar.