Incertidumbre. Esa es la palabra que mejor define la situación actual del mercado de la salud privada , expuesta a varios desafíos; entre ellos, la largamente debatida, pero aún desconocida reforma a las isapres, unido a la creciente judicialización en el alza de los precios de los planes, y a que la mayoría de las propuestas de cambio apuntan a restringir el rol de estas instituciones, lo que les ha generado la necesidad de reinventarse.

Algunos de los grupos ligados a la salud que cuentan con isapres, ya iniciaron este proceso hace un par de años, potenciando el negocio de la prestación de salud y de los seguros complementarios, potenciándose con la incorporación de capitales extranjeros. Ese es el caso de Cruz Blanca, hoy Bupa Chile, de Banmédica, de Red Salud de la Cámara Chilena de la Construcción y de Masvida.

Otros como Colmena se fueron desprendiendo de sus participaciones en recintos clínicos para potenciar el negocio de los seguros con una oferta más amplia de productos, extendiendo su negocio más allá de sólo el aseguramiento de la salud, sino que entrando en algunos terrenos de las aseguradoras vida. Según Héctor Sánchez, director del Instituto de Salud Pública de la Universidad Andrés Bello, varias son las explicaciones de la crisis.

Entre ellas, que las isapres no realizan una eficiente gestión de riesgo y un ineficiente modelo de compras, basado en el pago por acto médico. Junto a ello, está la alta judicialización que los aqueja. De hecho, en 2015 ingresaron 134.200 recursos de protección contra el alza de precios en los planes de salud, promediando entre las cinco principales isapres un 7,35% enfrentando un proceso de este tipo para frenar los costos que son ajustados anualmente.

“Si no existe una regulación luego, las isapres van a quebrar”, es el veredicto de Gonzalo De La Carrera, ex presidente de Colmena, quien agregó que “ese escenario va a producir un desconcierto gigantesco durante años, porque va a haber personas con contrato de salud vigente, que no van a poder atenderse y migrarán obligatoriamente hacia Fonasa”. En Bupa Chile, en tanto, señalan que la judicialización ha significado mayores costos legales, alcanzando una cifra inédita de toda la industria de $25.000millones, y un incremento en los gastos de administración de las Isapres, lo que las ha llevado a un complejo escenario que serefleja en la caída de 60%en las utilidades al tercer trimestre 2015, tendencia que sería similar para el cierre del año.

AMPLIACIÓN DE GIRO

Para paliar las actuales circunstancias y revitalizar el negocio, en el caso de Masvida, según comenta el presidente ejecutivo, Claudio Santander, en el segundo semestre del presente año implementarán una oferta de seguros complementarios, a la vez que potenciarán su red de prestadores de salud. Santander argumentó que la decisión de integrarse verticalmente “es una excelente herramienta de economías de escala, es virtuosa cuando estas economías son traspasadas a los usuarios ya sea vía precio o vía calidad, idealmente ambas, aunque es perniciosa cuando estas economías son traspasadas completamente a utilidad ya que encarecen los costos de la salud, impactando negativamente al usuario”.

Por lo mismo, espera que haya una pronta regulación. Por su parte, Luis Romero, gerente general de Colmena, comentó que las Isapres están viviendo un momento complejo dada la indecisión política para entregar una solución definitiva que asegure la sustentabilidad de la industria; no obstante, la empresa “decidió no estar integrada verticalmente con clínicas y hospitales, siendo esta la estrategia vigente”, justificando su evolución hacia los seguros.

En el grupo Banmédica, que integra a la isapre del mismo nombre y también Vida Tres, ya anunciaron en su última memoria, que tiene un plan de inversiones para el período 2014–2018 es de US$300 millones, orientado a potenciar la red de centros médicos Vida Integra, además de ampliar las clínicas Dávila, Vespucio y Santa María. En su caso, según la FECU de septiembre de 2015, el 38% de sus ingresos aún proviene del negocio de las isapres, mientras que ya el 60% está dado por las prestaciones de salud y rescate móvil, con cerca de la mitad proveniendo de las operaciones en Perú y Colombia.

En Bupa, que se encamina a adquirir la totalidad de las acciones de su filial Bupa Chile, comentaron que pese a la incertidumbre, mantendrán el compromiso de invertir para, a largo plazo, solventar la empresa en un mercado ya regulado y más rentable. Entre enero y septiembre de 2015, tanto isapre como seguros Cruz Blanca, reportaron el 68% de los ingresos de la empresa, mientras que un 20% provino de su área prestadora ambulatoria (Integramédica), además del 10% del segmento de prestaciones, porcentaje que se elevaría una vez que entre en operaciones la clínica que construye en La Florida.

PANORAMA

A septiembre de 2015, Masvida, Banmedica, Cruz Blanca y Consalud anotaron pérdidas operacionales. En el caso de Masvida, la cifra ascendió a -$7.030 millones, seguido por Banmédica, con -$3.813 millones, mientras que Cruz Blanca también registró pérdidas por $1.156 millones. Por su parte, Consalud también registró $708 millones en rojo.

Gonzalo de la Carrera aseguró que si no hay reforma, ni los seguros complementarios, ni la adquisición de prestadores van a salvar a las isapres. “Se crearían seguros suplementarios, pero al desaparecer las isapres, los clientes tendrían que esperar que un seguro suplementario exista, y lo segundo es que teniendo el dinero para pagar el seguro suplementario, no van a ser asegurables, porque ninguna compañía va a admitir a alguien con preexistencias, o que esté en tratamiento crónico”, comentó.

A su vez, este colapso no sería indiferente para los prestadores de Salud. “Los asegurados no van a tener quién les pague lo que les pagaban las isapres, entonces dos tercios se volvería al sector público, eso significa que para compensar el menor volumen de atenciones, las clínicas privadas tendrían que subir los precios”. Héctor Sánchez señala que es necesaria una integración virtuosa entre prestadores y seguros. Asimismo, señaló es urgente que las Isapres también evolucionen.

“Quien se atreva a hacer los cambios antes que el resto, va a tener ventajas competitivas muy importantes, como cambiar los modelos de compra, para comprar soluciones en vez de prestaciones, implica cambiar la lógica de gestión, no solo comercial, sino que también administrativa”, dijo el académico de la Universidad Andrés Bello. Con o sin reforma, según los empresarios y académicos del área, lo que sí es cierto es que la mutación de las isapres ya inició y no hay vuelta atrás.

 

Fuente: Estrategia