Estudio realizado por investigadores de la U. San Sebastián y la U. Central notaron que los efectos en la calidad de vida de las personas es un aspecto al cual la salud pública debería poner más atención.

Las consecuencias del estallido social que Chile vive desde octubre del año pasado, también se aprecian en la calidad de vida de las personas: 70,1% reconoce que se ha sentido más cansada físicamente y un 72, 5% que experimenta mayor agotamiento mental.

Pero eso no es todo. También se manifiesta un aumento de apetito, irritación en los ojos, mayores niveles de estrés y ansiedad.

Esas son las principales consecuencias físicas y psicológicas que el estallido social ha tenido en la población, según un estudio realizado por investigadores de las universidades San Sebastián y Central.

En el trabajo se encuestaron a 2.532 personas de la Región Metropolitana, de Valparaíso y Concepción, entre el 28 de noviembre 2019 y el 01 de enero 2020, las que en un alto porcentaje (96%), reconocieron tener algún problema de salud derivado de la situación social.

“Los problemas de salud mental, alteraciones de sueño, apetito y cansancio físico probablemente están en los temas más urgentes a tratar”, indican los resultados del sondeo.

La investigación titulada “Caracterización de los efectos bio-psico-sociales en la Salud y el Sueño de las Personas, tras un mes de Estallido Social en Chile”, fue encabezada por Rafael Pizarro (USS) como investigador principal y Samuel Durán (USS) y Andrés Silva (U. Central) como co investigadores.

Calidad de vida

¿En qué medida siente que el mes que ha transcurrido del estallido y movilización social, ha afectado su calidad de vida? Fue una de las preguntas que debieron responder los encuestados. El 41,6 % dijo que siente que le ha afectado bastante, el 18,6 % mucho y el 8,9 % refiere que demasiado.

Las consecuencias se han experimentado a nivel individual y también en los vínculos cercanos. Entre los efectos sociales reportados, destacan quienes han entrado en conflicto con familiares o amigos (37,0 %), han comenzado a participar menos de agrupaciones recreativas o culturales a los cuales ya asistía regularmente (31,3 %), y se han aislado o alejado de familiares y amigos (26,0 %).

A pesar de que los datos obtenidos muestran que existe una mayor afectación de los problemas dentro de la esfera psicológica, el trabajo no determina cuál de ellos es el que más les afecta. “El valor del estudio está en levantar esta problemática diversa en términos de salud como un problema de salud pública”, dice Pizarro.

Los investigadores creen que se debe “profundizar en la muestra en la población de 60 años y más, que fue más pequeña, pues posiblemente este es el grupo etario que se ve más afectado, ya que tenemos antecedentes que es el grupo etario que está consultando en los centros de Salud del país con el estallido social”.

Salud Pública

Los acontecimientos ocurridos desde el 18 de octubre pasado, y que se prevé continuarán los próximos meses, podrían aumentar la presencia de los problemas que detectó el estudio y/o generar otros nuevos en la sociedad. Todos éstos, dicen los investigadores, afectan y afectarán la vida de las personas en términos de su capacidad para resolver problemas de la vida cotidiana, el trabajo, el estudio y la recreación.

Por lo mismo, destacan, los resultados son un llamado de atención a los equipos de salud en su conjunto y a las disciplinas de forma particular, dada la diversidad de problemas observados en las esferas biopsicosociales. “Los números de esta investigación son un aporte y la punta del iceberg del nuevo problema de salud pública prevalente en el país tras el estallido social, la que requiere urgente conciencia e intervención de la comunidad general, científica, sociosanitaria e institucional”, recalca el estudio.

“Lo primero que deben hacer los servicios de salud y las instituciones de salud públicas y privadas, es darse cuenta de que este es una problema que los aqueja y del cual deben generar estrategias de evaluación e intervención”, explica Silva.

Durán, nutricionista y académico de la USS, explica que en Hong Kong, donde el estallido social lleva ya ocho meses, “se ha incrementado la prevalencia de depresión, lo que ha significado una fuerte presión sobre el sistema asistencial de salud de ese país”.

Los antecedentes que revela el estudio, agregan los investigadores, generan un desafió importante para la salud pública en Chile. Esto, debido a que “nuestros resultados muestran que, producto del estallido social, es posible que veamos un retroceso en los avances por controlar (por ejemplo) la obesidad en Chile y la perdida de algunos factores protectores e incremento de factores de riesgo de la salud”, resaltan.

En tanto, a pesar de que es muy pronto para dimensionar los efectos a largo plazo en la salud de los chilenos, en el corto plazo “hay un efecto claramente negativo en la salud de las personas en el país” dice Pizarro. “Por ello, consideramos necesario, coordinar y aprender de las experiencias internacionales para implementar las mejores prácticas en los protocolos en Chile” finaliza el equipo de profesionales.

 

Fuente: Qué Pasa