Investigación condiseró a más de 60 mil personas y fue realizado por investigadores de la U. de Chile y publicado en la revistaThe Lancet Infectious Diseases, reafirmando la necesidad de la dosis de refuerzo entre personas vacunadas con Sinovac. Pfizer también disminuye pero en menor grado.

Bandera con Moneda, en pleno centro de Santiago. En esa esquina se ubicaron por varios días ingenieros y personal de salud con el objetivo de obtener muestas de sangre desde el dedo de miles de personas provenientes de distintas comunas. Lo mismo se hizo en otros puntos de 37 ciudades del país: en Valparaíso uno de los puntos fue el Arco Británico; en La Serena, un supermercado en Avenida El Santo; en Concepción, la Plaza Acevedo y en Osorno, la Plaza de Armas.

En total, a lo largo de todo el país y durante más de un año se tomaron más de 60 mil muestras que dieron como resultado un estudio poblacional representativo del país y el más grande realizado hasta ahora que permitió medir una parte de la respuesta inmunológica de las vacunas Sinovac y Pfizer-BioNTech, y responder una pregunta clave: ¿por cuánto tiempo están presentes ciertos anticuerpos en el organismo?

El estudio publicado en la revista Infectious Disease de The Lancet y desarrollado por académicos de las Facultades de Ciencias Físicas y Matemáticas y Medicina de la U. de Chile, en conjunto a la Subsecretaría de Redes Asistenciales del Ministerio de Salud, midió la presencia de inmunoglobulina G (IgG), uno de los anticuerpos que son parte de la respuesta del sistema inmune monta frente a las vacunas.

¿El resultado? En el caso de la vacuna de Pfizer, se mantiene la positividad de anticuerpos arriba de un 90% de los vacunados a las 20 semanas de la aplicación, mientras que para Sinovac se ve una caída progresiva en el tiempo bajando del 75% inicial (dos semanas post segunda dosis), a alrededor de un 40% de los inoculados cinco meses después.

Sí sirven

La buena noticia es que ambas vacunas son efectivas y en una gran parte de los vacunados se encuentra presente el anticuerpo que se midió.

El académico U. de Chile, director del Instituto Sistemas Complejos de la Ingeniería (ISCI) y líder del estudio Leonardo Basso, señala que los resultados del estudio “muestran claramente que las dos vacunas generan respuestas, y eso es una gran noticia que es consistente con lo que el proceso de vacunación ha logrado detener el número de contagios en circunstancias complejas dada la pandemia”.

En el caso de la vacuna de Sinovac (CoronaVac) con la que se ha inoculado a la mayor parte de la población, los principales resultados muestra que la positividad general de IgG para los receptores de Sinovac alcanzó el 77% después de la vacunación completa. Entre quienes se habían inoculado una solo dosis, se encontró la presencia de IgG (positividad) en el 28,1% de las personas, mientras que la seropositividad en los receptores de la vacuna Pfizer-BioNTech superó el 95% después de dos dosis y el 80% después de una dosis de la vacuna.

mayor edad, también se evidenció menor de nivel de positividad para ambas vacunas en las personas de 60 años o más. En el caso específico de Sinovac, también se vio menor positividad en los hombres en comparación con las mujeres. Por comorbilidades, en las personas que tenían diabetes, la presencia del anticuerpo también fue menor

Miguel O’Ryan, académico de la Facultad de Medicina de la U. de Chile, recalca que “tanto las personas que recibieron las vacunas Sinovac como los que recibieron Pfizer tuvieron una respuesta muy robusta a IgG medido al pinchazo en el dedo al cabo de dos semanas de la segunda dosis: 75% para Sinovac y arriba de 90% para Pfizer, lo cual se condice muy bien para los ensayos de fase clínico de ambas vacunas hecho previamente, pero esto es en la vida real”.

El investigador, explica que en los estudios de inmunogenicidad se miden variables biológicas que están relacionadas con la respuesta inmune y se pueden determinar en muestras de sangre o tejido. En este caso, lo que se buscó fue la presencia de IgG.

“Nosotros queremos saber cuán protegidos estamos, esa es la respuesta inmune. Mostramos una IgG en el tiempo, pero no podemos asegurar que las personas en las que no se encontró esta inmunoglobulina no estén protegidos. Es un indicio de que la inmunidad va bajando con el tiempo, pero no es sinónimo de decir que estamos quedando sin protección”, insiste O’Ryan.

Otra forma de medir la respuesta inmune es a través de la búsqueda de anticuerpos neutralizantes y en otros estudios realizados, también se muestra que para ambas vacunas, disminuyen.

El sistema inmune es de los sistemas de mayor complejidad en el que inciden múltiples líneas celulares que producen cientos sino miles de moléculas diferentes que hemos ido aprendiendo a detectar y conocer sus funcionalidad que implican muchas maneras diferentes para poder contrarrestar agresiones al cuerpo, entre ellas, infecciones. Que no se evidencie la presencia de IgG no significa que esa persona no tenga protección conta el virus”, aclara O’Ryan.

“La medición de IgG es cualitativa, un test de sangre que dice que sobre cierto nivel la muestra es positiva y bajo ese nivel es negativa. Nuestro estudio suma evidencia y muestra que comparativamente, las dos vacunas tienen un comportamiento diferente en el tiempo y va dando más evidencia que puede ser conveniente dosis de refuerzo al cabo de seis meses posterior a la dosis primaria”, agrega.

El subsecretario de Redes Asistenciales del Ministerio de Salud, Alberto Dougnac, señala que para ellos es muy importante contar con información científica sobre el comportamiento de la inmunidad en personas inoculadas con distintos tipos de vacunas en nuestro país, “puesto que nos entrega insumos muy relevantes para tomar decisiones con pertinencia local respecto del manejo de la pandemia”.

“Si bien Chile es uno de los pocos países que ha inmunizado mayoritariamente a su población con la vacuna Sinovac -y de ahí el valor de esta investigación-, en el mundo existe una amplia cobertura de vacunación con Pfizer, por lo que es altamente probable que este monitoreo ya se esté realizando en otros países y pronto podamos contar con más antecedentes respecto de la respuesta inmunológica a esa vacuna, y nosotros, a su vez, también podamos replicar esa experiencia para enriquecer nuestra propia información sobre la efectividad de las vacunas Sinovac y Pfizer en Chile”, explica la autoridad.

La idea es repetir este tipo de experiencias en el futuro, con otras investigación que permitan “evaluar en la población chilena el comportamiento en el tiempo de las distintas vacunas que se aplican en el país”.

Dosis de refuerzo

Estudios como éstos, dicen los investigadores apoyan la necesidad de una dosis de refuerzo. Para la Subsecretaría de Redes Asistenciales es muy importante fomentar el desarrollo del conocimiento, sobre todo con instituciones académicas de tanto prestigio como la Universidad de Chile. En este contexto, nos enorgullece ser parte del primer estudio desarrollado completamente por investigadores chilenos que publica la revista británica The Lancet.

Para nosotros es muy importante contar con información científica sobre el comportamiento de la inmunidad en personas inoculadas con distintos tipos de vacunas en nuestro país, puesto que nos entrega insumos muy relevantes para tomar decisiones con pertinencia local respecto del manejo de la pandemia, señaló la autoridad.

Dougnac destacó el compromiso de los equipos de salud que colaboraron activamente en la toma de exámenes, tan necesarios para la realización de esta investigación. En total, tomaron más de 60 mil muestras en todo Chile, alcanzando así una muestra representativa de nuestra realidad nacional.

El académico de la Facultad de Medicina de la U. de Chile, Juan Pablo Torres, dice que es importante “tener los datos de qué vacuna va a ser la que podría ocuparse para ese refuerzo: es importante tener previamente evidencia respecto de la seguridad y el tipo de respuesta inmune que se pueda generar en esa tercera dosis de refuerzo, en las personas que sean candidatas a recibirla”.

“Poner dosis de refuerzo no es inhabitual. Se hace también con otras vacunas. La de influenza por ejemplo tenemos que cambiarla todos los años. Se hace con la vacuna del sarampión. La vacuna cumple un rol importante, pero con estudios como este, se genrea evidencia para hacerlo aún mejor, entrega elementos para perfeccionar lo que ya, muy buenamente, ha logrado el plan de vacunación”, dice O’Ryan.

Robustez del estudio

Este estudio es una de las primeras comparaciones poblacionales que se han realizado durante la pandemia que es desarrollado desde las perspectivas de movilidad y epidemiología, juntas.

El reporte incluyó los datos de 61.813 personas evaluadas, hasta el 2 de julio de 2021 y se pudo tomar muestas en 37 ciudades de todo el país, específicamente en 28 de los 29 Servicios de Salud desplegados en todo el territorio nacional.

La clave que permitió la realización de un estudio de esta envergadura, estuvo en el seguimiento de la movilidad de teléfonos celulares dentro de las grandes ciudades chilenas, lo que permitió una muestra representativa en cada ciudad.

Todo surgió en abril del año pasado. En ese momento el ISCI suscribió un acuerdo con una empresa de telefonía (Entel) para trabajar con datos de movilidad y entender de qué manera se iban comportando las personas frente a las cuarentenas. Hacia dónde se movían, en qué horarios, desde qué comuna provenían.

Cada día fueron alrededor de cuatro millones de datos los que fueron analizados. “El año pasado, nosotros estábamos reportando movilidad. Cuando salimos de la primera gran ola de la pandemia, surgió la necesidad de testear y hacerlo bien pero las personas se estaban moviendo y no se podía hacer un seguimiento según las zonas de residencia”, recuerda Basso.

Fue entonces, cuando se les ocurrió incorporar movilidad y buscar una muestra representativa de las ciudades para cooperar en la búsqueda activa de casos. Lo primero, fue buscar un punto de referencia para medir seroprevalencia, antes de que se comenzara con el plan de vacunación. De esta forma, quien saliera positivo a anticuerpos era porque se había infectado con el virus.

Los teléfonos móviles necesitan conectarse a diferentes antenas para permitir la conectividad. Esa conexión deja una huella y con esa información, se puede saber por qué punto de la ciudad pasaban más personas de distintas comunas y así obtener una muestra que fuera representativa. Todo de manera anónima. “Podemos cnocer las zonas de flujo de origen distinto, nada es tiempo real, todo es anonimizado, vemos cantidad de aparatos no el número, pero logramos saber cómo se mueve la sociedad”, explica Basso.

Luego el proyecto creció y se hizo nacional y ya no solo para la búsqueda activa de casos. Cuando se comenzó la vacunación a nivel nacional, se decidió entonces utilizar este mismo modelo pero ahora para saber cuánto duraba la inmunidad de las vacunas en la población y en este caso específico, por cuánto estaba presente la inmunoglobulina IgG.

“La cantidad de muestras que logramos da una mayor claridad estadística. Ambas vacunas generan una inmunidad importante. Ya podemos ver lo que ocurre en la semana 23, 25. Seguimos avanzando. Al menos con la subsecretaría de Redes Asistenciales, ya aseguramos seguir con la investigación hasta los 9 meses post vacuna. Esta es información que no existe en ningún otro lado”, asegura Basso. “Esta información es sólida, porque es relevante y no sólo es relevante para Chile, es relevante para todos los países que han basado su estrategia de vacunación en Sinovac”, agrega.

Fuente: Qué Pasa