PROFESORES SON LOS MÁS PROPENSOS A DESARROLLARLA

Una técnica de voz adecuada y el manejo de los agentes de riesgo como tiempo de exposición e intensidad, contribuyen a mitigar el impacto de una enfermedad prevalente.

NATALIA QUIERO SANZ 

Un aula llena de estudiantes, el ruido de los autos transitando en la calle del costado, polvo que entra por las ventanas, varias planas de materia para exponer y horas de clases pendientes. Todos son factores que condicionan a diario la manera en que los profesores ejercen su labor y utilizan su voz, su más importante herramienta de trabajo, y también son los principales agentes de riesgo de las laringopatías o enfermedades de la voz como la disfonía, el segundo grupo de patologías más habituales del ámbito laboral.

Es así que los docentes son los que más frecuentemente la padecen. De hecho, según la Organización Mundial del Trabajo, entre el 20% y 80% de los docentes presenta, a lo largo de su vida profesional, trastornos de la voz.

Sobre esto,el fonoaudiológo Felipe Cerda Sandoval, especialista en Foniatría de la Asociación Chilena de Seguridad (Achs) Agencia de Concepción, cuenta que el Colegio de Profesores de Chile realizó un estudio que arrojó que la disfonía junto al estrés laboral eran las más frecuentes en el profesor, con cerca del 60% de prevalencia, lo que motivó a que las laringopatías fueran incluidas dentro de las enfermedades del trabajo el 2005.

El punto, afirma, es que si bien es bastante común y cifras de la Organización Mundial de la Salud dicen que Chile presentaría una prevalencia de un 46% de disfonía ocupacional (superando a México, Argentina y Perú), ha sido poco estudiada. A causa de esto faltan acciones preventivas y abundan las respuestas reactivas en busca de medidas curativas, como la terapia fonoaudiológica o cirugía si la anterior no es capaz de revertir la lesión. Asevera que este también sucede porque los pacientes consultan tarde,cuando la cuerda vocal fue sometida a un estrés de impacto tan grande que hay daño estructural en éstas y aparecen los llamados tumores benignos, nódulos, pólipos y/o quistes.

Considerando este contexto y para avanzar hacia la construcción de herramientas preventivas en materia de disfonías ocupacionales, es que se realizó el estudio» Validación y efectividad de un programa educativo terapéutico para la propuesta de vigilancia de riesgo vocal en profesionales de la voz de la Ciudad de Concepción», financiado por la Fundación Científica y Tecnológica de la Achs y del que Felipe Cerda es investigador principal (ver recuadro).

BUSCAR CORRELACIÓN

Si bien como primer desafío la investigación logró sus objetivos, falta por avanzar y educar sobre las laringopatías laborales es una arista clave para la promoción de la consulta temprana.

Al respecto, el fonoaudiologo dice que se habla de disfonía ocupacional cuando ésta no es secundaria a un resfrío, alergia o reflujo gastroesofágico, buscando la correlación entre uso de la voz como instrumento laboral y la enfermedad. *Generalmente, las disfonías de uso laboral tienen un ciclo frecuente: mientras más se expone, mientras más habla la persona, más fatigabilidad se produce; la disfonía por resfrío, por ejemplo, no tiene correlación con el tiempo de uso de la voz. Además, la disfonía laboral tiene un curso medianamente crónico, a medida que pasan los días más puede aumentar y puede variar según el tipo de actividad: si el profesor está en el patio o está haciendo una actividad masiva o frente un curso más complicado, más disfonía aparece», explica.

Agrega que hay disfonía funcional y orgánica. La primera es aquella donde no hay daño estructural en la cuerda vocal, sino mal comportamiento o cansancio de los músculos que causan que éstas no se muevan cómodamente, produciendo voz cansada y débil; suele pasar con reposo. La orgánica, en tanto, es cuando hay daño estructural de las cuerdas vocales y los cuadros cursan de manera crónica; disfonía no mejora con reposo.

CONSULTA OPORTUNA

La funcional se da por ciclos, los que al ser repetitivos se pueden transformar en una orgánica. La idea es consultar en la primera, pues la segunda es sinónimo de llegar tarde, enfatiza. «Si la disfonía no se mejora con reposo debo preocuparme. Hay estudios que dicen que cuando una disfonía dura más de quince días sin mucha fluctuación y variabilidad, es necesario consultar», menciona.

Los anteriores son signos de alerta para acudir al especialista, a los que Cerda suma la presencia de síntomas intensos como una voz apagada, ronca, forzada y difícil de escuchar; y molestias como dolor, sequedad, picazón, ardor, tensión o sensación de cuerpo extraño; recalcando que para que una enfermedad sea catalogada como laboral no debe ser atribuible a otra causa. Respecto al tiempo de exposición,dice que «se considera un uso significativo sobre 22 horas de aula y un tiempo de exposición de más de dos años de ejercicio laboral para que coincida dentro de los parámetros de disfonía ocupacional».

Mitigar al máximo el impacto negativo de la enfermedad es otro motivo que releva la importancia de la consulta oportuna. Felipe Cerda asevera que los efectos no sólo son a nivel fisiológico, sino también personal, emocional e incluso económico laborales. Detalla que «puede significar que la persona esté con lapsos de reposo y generar ausentismo laboral con las consecuencias que esto implica para el profesor, los estudiantes y el ciclo de desarrollo de un año académico normal. También hay un periodo significativo de terapia con el fonoaudiólogo y en los casos más complejos cirugía, donde la cuerda vocal no siempre queda igual que cuando estaba sana».

Sostiene, además, que a veces hay tan compleja calidad vocal que impediría a un profesor desarrollar su clase de manera normal, lo que podría significar que sea sacado del aula y ubicado en un puesto distinto o perder continuidad laboral, lo que va en desmedro de su profesión y/o estabilidad económica, e incluso llegar al punto de limitar la calidad de sus relaciones sociales y familiares.

Por lo mismo, el especialista en Foniatría recalca que no es una situación que se deba mirar a la ligera, haciendo un llamado a tomar consciencia y ser responsables.
Recuadro :
LA INVESTIGACIÓN

La frecuencia, impacto y falta de medidas predictivas y preventivas fue la principal motivación para realizar el estudio «Validación y efectividad de un programa educativo terapéutico para la propuesta de vigilancia de riesgo vocal en profesionales de la voz de la Ciudad de Concepción», cuenta Felipe Cerda. Éste incluyó una muestra de 79 participantes, 39 en el grupo experimental y 40 de grupo control, todos docentes de la Comuna de Concepción, gran parte de ellos del Departamento de Educación de la Municipalidad de Concepción. Entre los resultados estuvo la validación de la escala Vocal Tract Discomfort (VTD) como instrumento de pesquisa y clasificación de los pacientes según riesgo de padecer disfonía ocupacional; útil para tener una herramienta de bajo costo, uso masivo, aplicación sencilla y rápida para pesquisar el riesgo de alteraciones del tracto vocal.

También se concluyó que el programa educativo terapéutico es efectivo para la disminución de sintomatología vocal obteniendo un porcentaje de altas del 74,4% para el grupo experimental y de 45% para el de control.

Cuidado de las cuerdas vocales

Entre los factores de riesgo para las disfonías de los profesores, Felipe Cerda detalla, primero, las condiciones extrínsecas como tiempo de exposición del uso de la voz, cantidad de estudiantes, tamaño de la sala de clases, imitación de sonidos y voces, cantidad de ruidos externos o interno% o condiciones ambientales como polución, polvo, humedad o sequedad.

Agrega los factores intrínsecos, que se relacionan con las formas de uso de la voz (consciencia y control del movimiento de las cuerdas vocales, por ejemplo). Cerda dice que es importante controlar los tres agentes promotores del estrés de impacto de las cuerdas. Uno es el tiempo, propiciando periodos de reposo dentro y fuera de la sala. Otro es la intensidad y recomienda, en lo posible, manejar el volumen de la voz sin derrochar más intensidad de la necesaria. El tercer factor es la calidad de construcción de la voz de la mano de una técnica vocal adecuada, lo que se puede aprender, y minimiza el impacto de los otros agentes.

Mantener la higiene vocal es un complemento primordial Aconseja no abusar de las cuerdas vocales ante un resfrío, imitando voces o susurrando; descansar las cuerdas vocales y tomar agua constantemente para mantenerlas hidratadas, además de evitar el cigarrillo y los alimentos que favorezcan la sequedad, la pérdida o la irritación de la mucosa de éstas.

Los trastornos de la voz son el segundo grupo de patologías más frecuentes en el ámbito del trabajo. En Chile la prevalencia es del 46%.

 

Fuente: El Sur _Concepción