Con el pasar de los años y de las autoridades, podemos ver como las normas de seguridad requeridas para las empresas y sus trabajadoras se van ajustando legalmente a lo eficiente y seguro a la hora de realizar una obra.

Entidades como la Mutual de Seguridad y la Cámara Chilena de la Construcción, CChC, se empeñan en crear métodos y educación para disminuir y evitar accidentes que perjudiquen directamente a los empleados del rubro de la construcción.

Según cifras institucionales podemos ver como la tasa de accidentabilidad ha ido paulatinamente disminuyendo, lo que es una muy buena noticia y habla de planes importantes de acción; sin embargo, no podemos estar tan contentos si no planteamos la seguridad Laboral como un cambio cultural.

Toda la cadena de trabajo, desde los directivos de las empresas, hasta los mismos trabajadores, deben incluir dentro de su política social y cultural de trabajo a la seguridad laboral como medida primordial al momento de comenzar con las obras y sus respectivas actividades.

Usar los Elementos de Protección Personal como zapatos de seguridad, antiparras, bloqueador solar, etc. debe hacerse un hábito para todos. Esto tiene que estar gestionado no solo para aprobar una revisión de la inspección del trabajo, o para evitar una amonestación por parte del empleador, sino que como una acción inherente del trabajador al momento de iniciar una faena.

Las buenas prácticas laborales ayudan al trabajador, a los directivos, a la organización y por ende en la sustentabilidad de la empresa, mejorando los aspectos de calidad, productividad y eficiencia en el trabajo.

El ir disminuyendo progresivamente los accidentes es una meta, pero también lo es, implementar una renovada cultura de Seguridad en el Trabajo que apunte al auto cuidado y a la internalización de prácticas seguras, para que de este modo el desarrollo de la empresa abarque todas las aristas de acción.

Columna de Horacio Yáñez Hidalgo, Comisión de Seguridad Laboral de la CChC Valdivia

Fuente: El Diario Austral