«Este esfuerzo no nos deja satisfechos», fue la reflexión de la ministra de Salud, Carmen Castillo, al presentar el balance del sistema de donación de órganos correspondiente a 2015.

Las cifras dadas a conocer revelan, a su juicio, «un estancamiento» respecto de la cantidad de donantes que se lograron en 2015 (120, tres menos que en 2014) y una caída en cuanto a la cantidad de trasplantes realizados que bajaron de 353 en 2014 a 321 en 2015 (ver infografía).

Con esos datos, el país alcanzó una tasa de 6,7 donantes por millón de habitantes, por debajo de la cifra del año pasado (7) y muy lejos de la que registran otros países de la región como Brasil (13,2 donantes por millón de habitantes), Argentina (15,5) o Uruguay (18). Eso sin mencionar al país líder en la materia, España, donde poseen una tasa de 35,1 donantes por millón de habitantes.

Las razones que explican esta situación son múltiples, según la autoridad, pero mostró mayor preocupación por lo sucedido en la Región Metropolitana. Históricamente, los hospitales de la capital han concentrado entre el 40% y 50% del total de donantes de órganos en el país, pero el año pasado cayó al 30%.

«Nosotros creemos que tener un número de donantes en las regiones en ascenso es mirar el vaso medio lleno porque indica un éxito en el proceso de instalación del sistema de procuramiento de órganos», dice el coordinador nacional de Trasplantes, José Luis Rojas, y agrega que «lo preocupante es lo que pasa en la Región Metropolitana porque es ahí donde se concentran la mayor cantidad de población y también la mayor cantidad de hospitales de alta complejidad (que son los que realizan trasplantes) y también la mayor cantidad de población», advierte Rojas.

Esto último es crucial porque si surge un donante en regiones, lo más probable es que el órgano deba ser trasladado a Santiago. Y hay órganos como el corazón o el pulmón que son útiles hasta cuatro y seis horas, respectivamente, desde el momento en que se extraen del donante. Si no alcanzan a llegar a la capital, se pierden.

Entre las razones para la baja en la Región Metropolitana, Rojas menciona que se puede haber «bajado la guardia» respecto de la pesquisa de potenciales donantes de órganos o que en los recintos asistenciales están más preocupados de resolver otros temas como las listas de espera, o solucionar los problemas AUGE, más que de la donación de órganos. «Tenemos que volver a visibilizar el tema en la capital y a potenciarlo. Ese es el desafío para este año», dice.

Negativa al alza

La ministra Castillo destacó que durante el último año «se trabajó en fortalecer las unidades de procuramiento a nivel nacional; contar con las orientaciones técnicas que acompañen el proceso de donación de órganos y tejidos para trasplante y por fomentar la capacitación continua en esta materia»; sin embargo, agregó que «Chile puede más en materia de donación».

Esto, porque hay otro aspecto que en el país no se ha logrado contrarrestar, que tiene relación con las familias que se niegan a donar los órganos de un familiar, aunque este haya manifestado en vida su intención de hacerlo.

Según la Ley de Donante Universal, todos los chilenos son donantes a menos que expresen lo contrario en una notaría. De todas maneras, cuando se pesquisa un potencial donante se le pregunta a la familia si cederán sus órganos. Durante los últimos tres años, más de la mitad se ha negado a hacerlo y es una cifra que va al alza.

«La negativa familiar es un termómetro de confianza y la única forma de disminuirla es demostrarle a la gente que el sistema de trasplantes es transparente, que no te van a sacar los órganos vivo, que si necesitas un trasplante el día de mañana vas a tener acceso, y que la lista de espera se respeta. El sistema de donación tiene que ser más cercano a la gente», dice Rojas.

El presidente del Colegio Médico, Enrique Paris, hizo un llamado «a los colegas para que dialoguen con la población sobre el tema, y a las escuelas de Medicina, para que quienes se están formando reciban educación adecuada para establecer este contacto fundamental con las familias, para que finalmente se concrete la donación de un órgano».

 

Fuente: El Mercurio