RESULTÓ LLAMATIVO el respaldo que el Ministerio de Salud (Minsal) entregó al senador Guido Girardi, con ocasión de la querella que la Asociación de Farmacias Independientes interpuso en contra del parlamentario, a quien acusan de cohecho con laboratorios internacionales.

Si bien la acción penal también está dirigida en contra del subsecretario de Salud y el director del Instituto de Salud Pública, además de un ex director de este organismo, no aparece justificado que el Ministerio brinde un respaldo institucional a un senador -mediante una conferencia de prensa conjunta-, lo que resulta un hecho inédito y que sienta un negativo precedente, pues supone un abanderamiento de la autoridad en favor de alguien ajeno a dicha institución. El hecho de que la ministra haya calificado esta querella como “inusitada” no justifica este tipo de respaldos.

El Ministerio debe rectificar esta actitud y despejar cualquier duda de que exista algún tipo de protección o relación impropia con el parlamentario aludido. Lo contrario daría pie para sospechar que el Ministerio mantiene una extraña connivencia con este personero, un privilegio del que solo gozaría él. Ciertamente el propio senador debería asumir el error cometido y abstenerse de buscar este tipo de respaldos institucionales. Una situación así no solo resulta injusta con el resto de los ciudadanos, que deben procurarse su propia defensa cuando enfrentan un proceso judicial, sino que además es ajena al trato que reciben otros parlamentarios que también han debido enfrentar la acción de la justicia sin gozar de este tipo de privilegios.

Quienes ejercen responsabilidades públicas deben ajustar su actuar a estrictos criterios de probidad y transparencia, evitando profundizar el fuerte desprestigio por el que ya atraviesa la actividad política.

 

Fuente: Editorial de La Tercera