La cifra es menor al 2,9% estimado en junio. En tanto para 2016 recortó la previsión a 2,6% desde 3,7%.

Por Agencia EFE.

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (Ocde) redujo este lunes su proyección de crecimiento para la economía chilena en 2015 a 2,2% desde el 2,9% previsto en junio pasado.

En tanto para 2016 el organismo bajó su previsión para la expansión del Producto Interno Bruto (PIB) a 2,6% desde 3,7%, mientras que para 2017 se proyecta un crecimiento de 3,3%.

En su informe semestral sobre perspectivas económicas la Ocde señaló que la economía chilena se ha debilitado considerablemente debido a los menores precios internacionales del cobre, la principal exportación del país, que han reducido las exportaciones así como una menor inversión y consumo.

Sin embargo destaca que un fuerte impulso fiscal en 2015 ha mantenido la demanda interna. En este sentido recuerda que al gasto público se han expandirá cerca de un 10% este año.

Para 2016 y 2017 el organismo proyecta una leve aceleración en el crecimiento, la que estaría impulsada por un fortalecimiento de la demanda interna y externa.

A nivel global el organismo señala que la economía mundial está viviendo una desaceleración este año, que dejará su crecimiento en el 2,9%, a causa esencialmente de China, que es el principal factor del estancamiento de los intercambios comerciales, con repercusiones sobre todo para los países emergentes.

Sin embargo, en su informe la Ocde incrementó sus estimaciones de 2015 para algunos de sus países miembros respecto a las anunciadas en mayo, en particular Estados Unidos, que debería progresar un 2,4%, cuatro décimas más.

Estados Unidos incrementará incluso su ritmo de ascenso al 2,5% en 2016 (tres décimas menos de lo aventurado hace seis meses) y se quedará en un 2,4% en 2017.

Las principales recomendaciones para que la primera economía mundial pueda mantener de forma sostenible esa evolución positiva pasan por un aumento de salarios y reformas fiscales y en el sistema de transferencias para conseguir una distribución mas equitativa de los ingresos.

Para la zona euro, la corrección al alza este año es casi inapreciable, de una décima al 1,5%, y reposa en buena medida en el comportamiento de la economía española, que debería registrar un ascenso del 3,2% (tres décimas más de lo que se había anticipado en mayo).

De acuerdo con la Ocde como Estados Unidos la zona euro debería crecer un poco más el próximo ejercicio, pero a un nivel modesto del 1,8% que es tres décimas menos de lo calculado en mayo. En 2017 pasará al 1,9%.

Una vez más, la fragmentación del sistema financiero entre los países de la moneda única europea, así como las incertidumbres sobre los créditos no recuperables aparecen como algunos de los principales problemas para una verdadera recuperación en el Viejo Continente.

Además, la organización considera que una mayor apuesta por las inversiones públicas organizadas de forma colectiva -en clara alusión al conocido como el plan Juncker- permitiría acelerar el crecimiento, siempre a condición de que se haga en proyectos «de alta calidad», y todo eso respaldado por «buenas políticas estructurales».

Japón -con una economía más expuesta a lo que ocurre en China- es la otra cara de la moneda de los miembros de la OCDE, ya que la revisión a la baja en una décima dejará el incremento de su producto interior bruto (PIB) en el 0,6% este ejercicio para ir al 1% en 2016 y al 0,5% en 2017.

Los autores del estudio hicieron notar que la transición de China de un modelo basado en las inversiones en infraestructura y en la manufactura a otro más asentado en el consumo y los servicios es, en gran medida, lo que está detrás del estancamiento e incluso declive del comercio mundial desde finales de 2014.

La subida del PIB chino será este ejercicio por primera vez desde comienzos de siglo inferior al 7% (en concreto del 6,8%) y esa ralentización debería acrecentarse en los dos ejercicios siguientes: 6,5% en 2016 y 6,2 % en 2017.

El conocido como el «club de los países desarrollados» estimó que las medidas de estímulo anunciadas por las autoridades chinas deberían contribuir a fijar un suelo en el bajón del precio de las materias primas, pero también que una estrategia fiscal en favor de la protección social e inversiones medioambientales contribuirían al reequilibrio de la economía del gigante asiático.

Sobre todo porque muchos otros emergentes están sufriendo por el cambio de pauta en el comercio mundial, y muy particularmente los exportadores de materias primas.

Un caso paradigmático es el de Brasil, que está sumido en una severa recesión, con un descenso de su PIB que según la OCDE será en 2015 del 3,1% (en mayo había anticipado un retroceso del 0,8%) y continuará en 2016 con una nueva caída del 1,2% (en lugar del incremento del 1,1% previsto en su precedente informe). Para la recuperación en Brasil habrá que esperar al año siguiente (1,8%).