Si bien los riesgos se inclinan a la baja, los expertos están cautelosos frente a una mayor volatilidad en el tipo de cambio.
Tras la sorpresa que generó el menor registro del Índice de Precios al Consumidor (IPC) en marzo (0,6% efectivo versus 0,8% esperado), las expectativas de mercado para la inflación se afianzaron en un rango de 3,4% a 3,5% para fines de año, es decir, por debajo de lo proyectado por el Banco Central (3,6%).
Sin embargo, los agentes aún están atentos al retorno de la inflación al rango meta establecido por el instituto emisor (entre 2% y 4%), ya que el IPC acumulado en doce meses se ubicó en 4,2% tras el dato de marzo.
Dado lo anterior, consideran determinante que el dato de abril no supere las estimaciones, hoy en 0,3%, según la última Encuesta de Operadores Financieros (EOF).
En EuroAmerica, los pronósticos apuntan a un rango entre 0,3% y 0,4% y, como explica el economista de la entidad, Felipe Alarcón, si la cifra se acerca más al piso de su estimación, confirmaría una tendencia de menores presiones inflacionarias para el resto del año. «Si tenemos un 0,3% en el IPC de abril, efectivamente ya entraríamos al rango de 2% a 4%», confirma el experto.
El economista de Banco Penta, Matías Madrid, asegura que las cifras inflacionarias de los meses venideros serán mucho más bajas que las vistas en lo que va del año. Así, para este mes prevén un IPC 0,3% y de 0,2% para los meses siguientes, en línea con la apreciación que ha exhibido el peso en los últimos días «y que se podría reflejar con mayor magnitud en mayo».
Asimismo, el mayor riesgo alcista que ven los expertos para la inflación es que el tipo de cambio vuelva a subir, aunque los pronósticos apuntan a niveles de $ 625 para fin de año. Con todo, no descartan episodios de volatilidad durante el año, especialmente si se concreta la esperada alza de tasas en Estados Unidos, cuyo inicio está previsto para mediados de año.
Respecto al curso de la política monetaria, el consenso de los economistas no ve cambios este año, lo que contrasta con lo sugerido por los instrumentos financieros.
Tras el IPC de marzo, las expectativas implícitas en los swaps volvieron a reflejar un alza para septiembre u octubre, pronóstico que se había adelantado a mediados de año en respuesta al último IPoM.
«Hay una brecha entre lo que reflejan los instrumentos y lo que esperan los analistas respecto a la política monetaria. Los precios financieros están, por decirlo de algún modo, más hawkish, que lo que opinan los analistas», concluyó Alarcón.