Las solicitudes por niños de menos de un año, pasaron de seis millones a poco más de un millón.

Por M. Miranda y G. Sandoval.

El año pasado, los días de licencia médica que piden las madres de niños menores de un año llegó al nivel más bajo desde 2010, cuando se registró el pago de subsidios por más de seis millones de días.

Según cifras de la Superintendencia de Seguridad Social (Suseso), en 2013 este tipo de subsidios totalizó poco más de un millón de días, tras la disminución sostenida que se registra desde 2010 en adelante. La primera caída se registró en 2011, cuando los días de permisos alcanzaron más de cuatro millones de días. En ese año estaba vigente la circular que exigía exámenes médicos para justificar la licencia y que luego fue retirada (ver infografía).

También hay diferencias a la baja si se compara el número de licencias médicas por enfermedad grave de niño menor de un año. En 2010 se emitieron más de 487 mil permisos, cifra que bajó en dos tercios en 2012, pero repuntó levemente en 2013, cuando se contabilizaron 136.075 licencias.

Para el presidente de la Sociedad Chilena de Pediatría, Hernán Sepúlveda, este escenario era previsible, ya que “de un tiempo a esta parte hay una fiscalización mayor y también hay más regulación de los mismos médicos. Se nos ha invitado a todos a ser más responsables para el uso de la licencia médica. Pero la mayor parte de esta baja se debe al posnatal prolongado, que propusimos desde el año 2000”, dijo.

Sepúlveda agregó que esto también influyó en tener licencias por menos días. “El número de días (de licencia) por lo general era mayor en niños pequeños (menor de cinco meses), porque son los que están más expuestos y les cuesta más recuperarse. Pero ese período crítico ya está cubierto por el posnatal y bajan los días de licencia médica”, aseguró el pediatra.

La medida también permitió frenar una práctica que el médico pediatra Francisco Moraga, especialista en nutrición pediátrica, reconoce se usó para aumentar los días de estadía de la madre con su hijo.

“Muchas veces la licencia se usó como una forma de proteger al recién nacido y a la madre de la circulación de virus, gérmenes que, por lo general, contraía el niño en el jardín infantil. (Las licencias) se usaron con un fin distinto al de proteger por una enfermedad grave a un niño menor de un año”, aseguró.

Según el académico del Instituto de Salud Pública de la Unab Manuel Inostroza, la tendencia debería mantenerse para este año y en adelante, porque “se ha sincerado el beneficio, porque las madres pueden estar más tiempo con sus hijos y eso no ha afectado el empleo femenino, como se argumentó en su momento para estar en contra del posnatal de seis meses”.

Para el director ejecutivo de la Asociación de Isapres, Rafael Caviedes, el principal cambio que motivó las nuevas cifras fue el de “fijar protocolos que definen qué es una enfermedad respiratoria o un reflujo. La licencia médica tiene que estar basada en el protocolo correspondiente, y eso ha incidido en las licencias que se entregan y que era una de las cosas que se buscaba en la ley”.

El pediatra Francisco Moraga explicó que el protocolo se basa en “examinar a un niño, generalmente es un lactante que tiene que hospitalizarse o que requiere aspiración de secreciones o inhalaciones frecuentes, Ese niño debe quedar protegido por una licencia en que la mamá esté las 24 horas al cuidado de su hijo para asegurar que se va a recuperar completamente y se extiende la licencia. Si hay que extender la licencia en más ocasiones, se envía un informe para que se presente ante el empleador”.

Añadió que “el mayor número de licencias que se dan a los niños son por enfermedades respiratorias, sobre todo en los menores de cinco meses. Los reflujos patológicos se dan en un porcentaje relativamente bajo de niños, que debuta precozmente, a los dos o cuatro primeros meses de vida, y que les impide subir de peso y provoca fenómenos recurrentes, como crisis de apnea”.