La ministra del Trabajo espera avanzar en una nutrida agenda laboral durante el segundo semestre de este año, la que incluye el fortalecimiento de la negociación colectiva y la titularidad sindical.

Por Pamela Fierro y Marta Sánchez.

Para la ministra del Trabajo, Javiera Blanco, hay una tríada perfecta en las reformas educacional, tributaria y laboral para reducir las brechas de desigualdad que existen en el país. “Quizás -reflexiona- el orden de los factores es tributario, educacional y laboral”.

En ese sentido, detalla que con la reforma tributaria se busca corregir en tiempo presente la desigualdad al establecer una carga impositiva correcta, y permitirá tener los recursos para cambiar el sistema educativo, que es lo que generará la igualdad de oportunidades desde la cuna.

Luego, cuando la gente busque empleo, entra a operar el ámbito laboral, con mejoras en la inserción (mayor capacitación), ocupaciones y una negociación colectiva reforzada que considera la titularidad sindical, pisos mínimos de negociación y el fin del reemplazo en caso de huelga.

Su apuesta, bajo este nuevo esquema en el mercado del trabajo, es que la conflictividad bajará y a la larga se traducirá en un “ahorro brutal de costos” para el país.

Es justamente el desarrollo de esta agenda la que ocupará parte de su tiempo durante el segundo semestre. Aunque aún falta por definir si será un solo gran proyecto o varias iniciativas, el grueso de las definiciones ya están tomadas.

¿Por qué es necesario mejorar la negociación colectiva?

La mejor constatación de que Chile tiene un débil proceso de negociación colectiva se demuestra en el énfasis que le ponemos a la discusión del salario mínimo. Si tuviéramos procesos de negociación colectiva potentes, el salario mínimo no sería el centro del huracán. Como país no nos interesa tener a una gran parte de los trabajadores ganando un salario mínimo; lo que nos interesa es que ojalá tengan la mejor contraprestación económica.

En su diagnóstico, ¿qué falla hoy en la negociación colectiva?

Todo. Para que la negociación colectiva sea potente y eficiente hay que ordenar a la contraparte. Hoy, de alguna manera, se aplica la lógica de dividir para gobernar. Están todos los incentivos para no tener sindicatos, o para tener muchos sindicatos que representan un número variado de personas. Los procesos se vuelven bastante caóticos. El empleador define a quién le da los beneficios y muchas veces sobre los sindicatos pesan prejuicios: ser parte de un sindicato en Chile es ser conflictivo. La señal para los trabajadores es que no sean parte del sindicato.

¿Cómo reforzarán la negociación colectiva?

Primero, titularidad sindical. Eso quiere decir que la negociación colectiva se va a llevar exclusivamente por el sindicato más representativo. Ahora, si no hay sindicato en una empresa, o hay dos, el cómo se define con quién negociar será parte de la ingeniería de detalle, pero el empleador se deberá entender con el sindicato más representativo. Queremos que se produzca una situación como la del BancoEstado, donde el 98% de los trabajadores están afiliados al sindicato BancoEstado. Esto no es sólo bueno para los trabajadores, sino también para los empleadores.

¿En qué se benefician los empleadores?

Cómo no va a ser bueno para los empleadores entenderse con una voz cantante que representa a todo el resto de los trabajadores, en lugar de entenderse con 24 que van a tener opiniones e intereses distintos; es el caos total. Nosotros estamos ordenando el escenario, y al ordenarlo se ordena al empleador y al trabajador.

Pero, ¿qué pasa con aquellas actividades, como la minería, donde los distintos estamentos tienen sindicatos que los representan?

Entre ellos tendrán que dialogar para ver quién los representa. Aquí estamos hablando de esferas donde la multiplicidad de organizaciones sindicales entorpece la paz social, los derechos de los trabajadores y el diálogo con el empleador; se genera caos. En Chile, los sectores que tienen mayor conflictividad son aquellos con sindicatos más atomizados, como el transporte, los puertos. Eso no quiere decir que tengamos que relevar las diferencias de estamentos que pueda haber. En los países desarrollados están todos sindicalizados y negocian colectivamente, y los niveles de conflictividad son bastante bajos. La conflictividad es lo que genera los costos de productividad más altos de Chile.

¿También habrá negociación colectiva para el sector público?

Es un tema distinto. Lo que estamos haciendo con la Anef son conversaciones periódicas junto al Ministerio de Hacienda. Hay que ser honestos, el sector público de facto lleva a cabo una negociación colectiva muy potente cuando negocia el reajuste salarial. Es un desafío avanzar porque, claramente, para el gobierno de la Presidenta Bachelet hay un rol importante en reconocerse como Estado empleador.

¿Qué otro punto considerará esta agenda laboral?

Pisos mínimos de negociación, tienen que ver además con el acceso a información actualizada y transparente en términos financieros y contables. Significa que yo no tenga que volver en todas las negociaciones desde fojas cero. Es importante que pueda partir de lo que ya se ha ganado.

Es decir, ¿la base para sentarse a negociar serán los puntos ya ganados en la última negociación colectiva?

Sí, y de ahí para arriba. Lo otro tiene que ver con los temas de formación, esto va a requerir de una profesionalización mayor del mundo sindical. Queremos negociar mirándonos a los ojos, para eso tenemos que invertir en formación sindical. Se creará un fondo para que los sindicatos puedan encargar, por ejemplo, estudios comparados.

¿Se mantendrán los fueros sindicales?

Tenemos claro, y lo hemos dicho, que así como hay multiRUT por parte de los empleadores, también hay malas prácticas con el multiRUT sindical (una apertura artificiosa de muchos sindicatos para tener muchos fueros), y eso es parte de las cosas que hay que mejorar.

UN EJEMPLO OIT

Uno de los puntos que han generado resquemores en el mundo empresarial es el fin del reemplazo en caso de huelga, ¿qué harán finalmente?

Ese fue uno de los temas importantes en la reunión que tuvimos en la OIT. La mayor motivación que hoy tenemos para avanzar en el fin del reemplazo en caso de huelga es que los empleadores de otros países nos hayan ocupado de ejemplo en esta materia. Chile no debiera ser el ejemplo en esto, porque estamos al debe con el Convenio 87 de la OIT. La Confederación de la Producción y del Comercio (CPC) ha tenido una actitud mucho más abierta en estos temas que los sectores de empleadores de otros países.

Pero, ¿por qué hacer cambios si se mencionó al país como ejemplo?

Hoy, el único que tiene motivación para llegar a acuerdo en caso de huelga es el trabajador, porque se le afecta la contraprestación económica (deja de recibir salario); el empleador puede seguir produciendo al tener la posibilidad de reemplazar trabajadores. Pero si le digo al empleador que no va a seguir produciendo y al trabajador que no va a seguir ganando si está en huelga, los dos van a tener incentivos para llegar a acuerdo rápido y el proceso no se alargará artificiosamente. Estos cambios operarán como un engranaje por una parte, al negociar habrá un solo sindicato y, como igualo las condiciones, las partes tendrán que llegar a acuerdo más rápido en caso de huelga. Los conflictos van a ser menores. A la larga, si lo valorizamos en términos de productividad país, va a ser un ahorro brutal de costos.

Entonces, ¿no habrá letra chica en esta materia, no habrá reemplazo en caso de huelga?.

Si alguien me pregunta qué pasa en el caso de los contratistas, si los transportistas de un sector se van a paro, yo no puedo regular normas laborales atendiendo ciertas particularidades. El título de la canción es uno solo: fin al reemplazo en caso de huelga. En las particularidades, si queda alguna duda, tendrán que recurrir a la Dirección del Trabajo.

Usted ha hablado en varias oportunidades de la necesidad de emparejar la cancha, ¿también se reconocerá la huelga como derecho en el sector público?

Hay otras variables a considerar, hay empresas estratégicas.

El sector privado también podría decir que tiene áreas estratégicas…

Sí, pero hay una definición objetiva de ciertas áreas estratégicas en un país que no tienen margen de interpretación. Lo que vamos a hacer es afectar el reemplazo en el sector privado. Qué es lo que pase en el sector público va por otro carril.

¿Ha tenido algún feedback con la CPC sobre estas materias?

Hoy en los títulos de la canción hay bastante coincidencia, hay interés en avanzar. No he escuchado a nadie del mundo de la CPC que diga que no quiere avanzar en estos temas. Hay disposición. Ahora, obviamente, cuando nos pongamos a redactar, de seguro ahí vamos a tener puntos de desencuentro.

¿Qué plazo se darán para avanzar en estas materias? ¿Irán con uno o varios proyectos?

Es una noticia en desarrollo, es una decisión que debe tomar la Presidenta. Empezaremos a avanzar en una propuesta que debe estar, obviamente, consensuada. No será una discusión a puertas cerradas.

En ese sentido, ¿será distinto al tratamiento que se dio inicialmente a la reforma tributaria?

¡Por favor! La reforma tributaria se dio a luz en un proceso de diálogo durante la campaña, no fue un proceso a puertas cerradas. Otra cosa distinta es que el proyecto no les guste a todos. Y el proceso de negociación ha seguido hasta ahora.

DESACELERACION

La economía enfrenta un proceso de desaceleración que tarde o temprano llegará al mercado laboral, ¿afectará esto el ritmo de avance de la agenda laboral?

No, la agenda laboral es un compromiso. Otra cosa es que también para nosotros haya una preocupación por los temas de empleo.

Lo primero que hay que decir es que la derecha ha querido hacernos ver como los responsables de la desaceleración por poner el tema tributario sobre la mesa, pero es un mito que queda en evidencia cuando uno ve las cifras de la evolución de las tasas de cotizantes independientes, que es un indicador más duro. Esa evolución muestra que la desaceleración parte en julio de 2012 y la curva descendente no para de bajar. Eso fue mucho antes del debate por la reforma tributaria. Cuando decimos que heredamos el proceso, estamos dando un dato objetivo. Es más, cuando el año pasado el ex ministro de Hacienda (Felipe Larraín) dijo que el crecimiento iba a ser 4,9%, nosotros dijimos que eso no era real. De lo que da cuenta esto es que la administración de la Presidenta Bachelet ha sido seria en sus estimaciones.

¿Tomarán medidas adicionales?

Más allá de eso, tenemos distintos mecanismos para generar contrapesos automáticos para enfrentar la desaceleración, enfocados en las regiones que puedan tener un impacto mayor, como en la VIII. Hay una preocupación y ya se están trabajando esas materias.

Y en este escenario de mayor desaceleración económica y una inflación elevada, ¿cuál será la oferta del gobierno para el reajuste del salario mínimo en el sector privado?

Como estamos en plenas conversaciones con la Central Unitaria de Trabajadores (CUT) y el ministro Alberto Arenas, no puedo adelantar nada. Nos dimos la próxima semana para afinar una propuesta, hablar de una cifra sería poco prudente.

LAS PENSIONES Y LA AFP ESTATAL

El lunes pasado, la administración de Michelle Bachelet cumplió con la medida Nº 16, de las 56 planteadas para los primeros cien días de gobierno: la creación de una AFP estatal.

Se trata de una medida largamente anhelada por la Mandataria y que quedó esbozada en 2008, en el análisis de la Comisión Marcel. Entonces el debate quedó entrampado, porque se vinculó su operatoria a BancoEstado, lo que le abría la puerta a toda la banca para ingresar al negocio previsional. Ahora se optó por crear una S.A. a través de Corfo con uso de la red nacional del Instituto de Previsión Social (IPS).

Ministra, ¿la AFP estatal permitirá sí o no bajar las comisiones?

Sí. Y aquí quiero aclarar lo siguiente: la Presidenta que más se ha preocupado por el sistema de pensiones ha sido Michelle Bachelet. Ningún otro gobierno, como el de ella en su primera administración y en esta, ha tenido como bandera de lucha más fuerte y potente mejorar las pensiones. En 2008, fue la Pensión Básica Solidaria (PBS), el Ahorro Previsional Voluntario (APV), y sacar de la indigencia a la tercera edad. Hoy, quien de nuevo pone el tema sobre la mesa es la Presidenta. No lo vimos en el pasado, porque del famoso libro blanco de las pensiones nos enteramos que existía cuando terminó el período de Piñera. Estamos mejorando el sistema por dos vías: la Comisión Bravo y la AFP estatal.

¿Por qué bajar las comisiones?

Alguien puede decir, hay dos AFP con bajas comisiones; eso es así, pero son las que captan nuevos cotizantes, producto, además, de las reformas de la Presidenta. Pero para los históricos, el 60% de los cotizantes en Chile sigue con las mismas comisiones de siempre, porque este es un sistema donde la gente no se mueve por desconocimiento. A mí, en las entrevistas, la gente me pregunta si ellos pueden cambiarse de AFP, no tienen idea de este tema, y las AFP tampoco han hecho un esfuerzo por generar mayores flujos de información, una crítica que se hace desde la propia industria. Si yo le cambio esa comodidad al sistema, que es lo que vamos a hacer con la AFP estatal, me voy a preocupar. Y el otro punto es avanzar en cobertura.

Lo que no se ha atacado es el tema laboral, que también explica las bajas pensiones…

Eso es verdad y tiene que ver con toda la agenda de la que hemos hablado. El mundo de las pensiones se ve como un mundo independiente del mundo laboral y, en realidad, son espejos. Si lleno de salario mínimo el país, las pensiones nunca van a mejorar y por eso es tan importante la negociación colectiva, porque es la herramienta más potente que vamos a tener el día de mañana para mejorar salarios. No va a ser la negociación del salario mínimo de año tras año, va a ser la negociación colectiva que cada uno va a poder tener con la empresa. Por eso, esta agenda de derechos sustantivos es tan importante, pensando incluso en el sistema de pensiones.