Además, el académico de la Universidad Católica sostiene que el proyecto impositivo afectará el ahorro y el crecimiento económico. Prevé que la actividad en 2014 se expandirá entre 3% y 3,5% y califica de optimista el último IPoM del Banco Central. Pese a ello, no apoya seguir bajando la TPM.

Por Víctor Petersen.

Para el ex decano de la Facultad de Economía de la UC, Francisco Rosende, no cabe duda que la reforma tributaria tendrá efectos adversos, por lo que hubiese esperado una tramitación más calmada de la iniciaitva. En esa línea, emplaza a las autoridades a que deberían ser ellos quienes entreguen estudios que desestimen un impacto negativo del cambio impositivo, y no al revés.

¿Cuál es su visión de cómo ha sido la tramitación de la reforma tributaria impulsada por el Ejecutivo?
Mi visión es que el ejercicio global dentro del cual se inserta el proyecto de reforma tributaria ha sido mal formulado. Esto, en términos de que ciertamente existe un grado importante de acuerdo en la necesidad de hacer esfuerzos para mejorar la calidad de la educación y a partir de ahí abordar un conjunto de estrategias que permitan lograr esos objetivos. Pero en lo primero, no tenemos claro cuáles son esos proyectos, y esa es una primera cosa respecto de lo cual hubiese sido necesario más claridad de ideas. Tener proyectos concretos, que conociéramos la forma en que se van a implementar, la rentabilidad social y eso ciertamente que facilitaría mucho la discusión posterior, en términos de que sabemos que los esfuerzos que se pudieran estar haciendo en el ámbito tributario tienen un sentido bastante claro concreto y aterrizado, y desde ese punto de vista, se facilita el diálogo. Pero tales proyectos no están. Lo único que tenemos son algunas ideas generales que no sirven para efectos de la discusión y que en muchos casos, desde mi punto de vista, son contradictorias con el otro fin que ha planteado la autoridad, y que merece una reflexión en sí misma, que es hacer todo este ejercicio para mejorar la distribución del ingreso.

¿En qué sentido?
En que estamos hablando de, por ejemplo, gratuidad en la educación universitaria, y es difícil conciliar eso con la idea de mejorar la distribución del ingreso, porque si uno mira los datos, la gente que accede a la educación universitaria, cualquiera sea el establecimiento, es gente que no está en los sectores más pobres. Es gente que por último logró ir superando barreras en la educación primaria, secundaria, y llegó a un establecimiento universitario. Un verdadero ejercicio de emparejar la cancha, de promover igualdad de oportunidades, no parte por ahí. Parte por la educación pre escolar, escolar, etc. Por lo tanto, lo primero es que está mal planteado el ejercicio. Y lo segundo es que se propone una reforma tributaria que es monumental, tanto en los montos que se pretende recaudar como en los cambios que se plantean, y no hay estudios claros que sustenten los efectos de esta reforma.

¿Efectos que a su juicio serían adversos?
Definitivamente. O sea estamos generando un impacto fiscal considerable. Un impacto de la carga tributaria de 3 puntos del producto es muy fuerte. Es necesario avanzar bastante en nuestra historia económica para encontrar shocks parecidos. En este sentido, se está haciendo un cambio bastante radical en el sistema tributario, desestimándose las aprensiones que se han planteado en términos de sus consecuencias sobre el crecimiento potencial de la economía.

En eso la autoridad ha sido reiterativa: no hay, a su juicio, antecedentes que avalen eventuales impactos negativos.
La autoridad ha señalado que no hay evidencia empírica que justifique esos temores. Pero a mí me parece que la pregunta es al revés. ¿Cuál es la evidencia empírica que desestima los temores? Porque la iniciativa viene desde la autoridad y yo hubiese esperado ver cuál es la evidencia que sugiere que esto no va a provocar efectos dañinos, y que los proyectos son socialmente rentables.

Sin embargo, en la Comisión de Hacienda de la Cámara e proyecto fue aprobado rápidamente…
Tenemos un proyecto que representa un cambio cuántico en el sistema tributario, no tenemos los estudios, se desestima una discusión detenida, y finalmente lo que hay es una aprobación express en la primera instancia de discusión, que me plantea una preocupación muy profunda, porque estamos hablando de costos relevantes, y todo esto para financiar proyectos que no conocemos. Entonces, parte de los temores que hoy se perciben en el ambiente económico-político, tiene que ver con la forma en que se está planteando este ejercicio. Ahora, vamos al fondo, porque creo que el fondo plantea riesgos importantes. Si la autoridad tiene buenos argumentos y buenos estudios para desestimarlos, que los conozcamos, pero no los conocemos.

¿Cuál será ese impacto macroeconómico a su juicio?
Creo que este año no podríamos decir que lo que ocurra está marcado por los efectos de la reforma tributaria, porque no va estar vigente, pero creo que sí estará en buena medida marcado por este ambiente de discusión de políticas públicas que se les está comunicando a los inversionistas y a los empleadores. Que habrá un shock tributario muy grande, con consecuencias en términos del peso de la carga y estructura de incentivos, y eso indudablemente que está creando un efecto, que añadido a otras cosas, implica algún impacto sobre la dinámica de la economía. Sobre el efecto de largo plazo es difícil calcularlo. Aquí pareciera que de alguna forma hay una neutralidad tributaria, que la combinación que hagamos no afecta la decisión de invertir, el empleo; y en eso uno parte de la micro y llega a la macro y concluye que no es así. Si supusiéramos que esta reforma no tiene efectos sobre la inversión, lo discuto, porque el sólo cambio en la estructura de financiamiento ya plantea un escenario de más riesgo, porque vamos a ver más deuda y menos financiamiento propio. Y ese fue uno de los efectos que se buscó evitar con la reforma tributaria dentro de la que se insertó el FUT en la mitad de los 80. Además, van a haber efectos que podríamos llamar distributivos al interior de las empresas.

¿Por qué?
Porque el acceso al crédito no es igual para las empresas grandes que para aquellas medianas y pequeñas. Y ahí es donde se plantea toda esta discusión numérica en términos del impacto verdadero, donde podremos discutir los órdenes de magnitud, pero no la dirección. Porque habrá un efecto sobre las Pymes que es donde se genera básicamente el empleo.

Entonces, ¿está de acuerdo con que la reforma puede ser un mazazo para las Pymes?
Con los antecedentes que tenemos hoy, sí va a ser un mazazo.

¿También está en contra de la eliminación del FUT?
Creo que hay buenas razones para pensar que este cambio va a provocar un efecto importante en el ahorro privado.

Pero desde el ministerio de Hacienda sostienen que aumentará el ahorro público…
Esa no parece una respuesta satisfactoria, porque yo entiendo que estamos haciendo este ejercicio para financiar proyectos, y el problema no es el ahorro en su origen. Y también pareciera existir consenso respecto a que esto va a plantear un riesgo en el nivel de ahorro, particularmente de las empresas.

¿Le parecieron correctas las indicaciones introducidas?
Lo de los alcoholes es un tema sectorial que no cambia el diagnóstico global. En lo del SII, se planteaba la opción de una institución con poderes que parecían excesivos desde el punto de vista del funcionamiento de este tipo de organización y creo que un mayor balanceo es razonable.

¿Y el mayor gravamen a cigarrillos?
Creo que es muy peligroso que se use la vía tributaria como una manera de ir orientando situaciones que no corresponden a externalidades, en el caso que estamos hablando. Creo que está bien que nos preocupémonos de la vida de las personas, pero no es por la vía tributaria. En una sociedad libre, las personas deben ser informadas de poner en la balanza cuáles son los costos y beneficios de sus decisiones, pero no debe ser el gobierno, mucho menos vía impuestos, el que las tome, porque si mañana concluimos que es peligroso ir a los partidos de fútbol, no creo que sea razonable ponerle un impuesto.

PERSPECTIVAS MACRO
¿Hasta cuándo se mantendrá la desaceleración que registra la economía chilena?
Evidentemente es una economía que ha perdido dinamismo en los últimos trimestres, lo cual se explica por la discusión que estamos teniendo internamente, por su efecto de expectativas, por un escenario externo que plantea dudas, y en el caso específico de la inversión por el término de algunos grandes proyectos mineros que no han sido reemplazados. Todo esto da un escenario que no es aislado y los trimestres que vienen van a ser relativamente fríos. Desde esa perspectiva lo que se plantea como proyecciones en el IPoM del BC es relativamente optimista.

El BC señaló que la economía irá de menos a más…
Yo tengo mis dudas. Ahora, incluso en el evento que fuéramos de menos a más, que no veo más que factores externos que pudieran explicar eso, yo creo que la pendiente va a ser un poco más baja que la que subyace del IPoM.

¿Cuáles son sus expectativas de crecimiento para el año?
Estamos hablando de un rango de 3% a 3,5% como escenario factible.

En materia inflacionaria el ente rector ha manifestado tranquilidad. ¿Lo comparte?
Yo no tengo preocupaciones respecto a la trayectoria de la inflación. Me parece que el BC tiene una credibilidad bien ganada y eso es clave en el anclaje de las expectativas, y por lo tanto creo que los movimientos que podrían darse en el corto plazo los considero transitorios y no me preocupan.

¿Qué espacio le deja eso al BC en materia de política monetaria?
Tengo la idea de que estando la inflación dentro del rango deseable, el BC no tiene mucho más que hacer en materia de política monetaria. Avanzar hacia un mayor estímulo monetario puede ser arriesgado, considerando un momento de cierto nerviosismo por la situación interna y externa. Por lo tanto, me mantendría en los niveles actuales.

¿A pesar de que la economía necesita un mayor estímulo?
Lo necesita, pero las causas no son monetarias. Y aquí podríamos caer en un error grave, que es pedirle a la política monetaria que resuelva los errores que se cometen en otro lado de las políticas públicas. Porque gran parte del enfriamiento de la economía tiene que ver con todas estas turbulencias político-económica que se han generado.