Reformas estructurales que prepara el gobierno sugieren un nuevo escenario para privados.
En el mundo privado saben que deben evaluar cada uno de los pasos que dan y que importa la forma en que transmiten su preocupación a las autoridades.
Por J. Catrón/ K. Canupián/ J.C. Prado
Los cambios en la Sofofa revelan que en el sector empresarial están inquietos con las reformas estructurales que prepara el gobierno de Michelle Bachelet. Sus representantes saben que deben evaluar detenidamente cada uno de los pasos que dan y existe conciencia entre ellos de que más allá de la discusión técnica, es muy importante la forma en que transmiten su preocupación a las autoridades.
“Si los proyectos se vuelven poco rentables en Chile por aumentos impositivos, se llevarán adelante, pero en otro país”. Para muchos, esta advertencia que hizo el presidente de la industria, Hermann von Mühlenbrock, durante un seminario organizado por Sofofa en el que estaba presente el ministro de Hacienda, Alberto Arenas, marcó un antes y un después sobre la manera en que el empresariado debiera hacerse escuchar en los próximos meses.
“Esas declaraciones sólo aceleraron un proceso que se venía analizando hace varios meses y que terminó con los cambios que ya todos conocen”, revela uno de los consejeros de la Sofofa.
Además, lo ocurrido evidenció las diferencias de estilo con la que conviven los representantes del sector privado. Aunque algunos ven los cambios en el gremio de la industria como un triunfo de Von Mühlenbrock, pues logró un consenso para remover a Claudio Muñoz y Alfonso Swett de las vicepresidencias; para otros personeros del sector privado las modificaciones buscan posicionar a dirigentes de mayor trayectoria y cercanía con la Nueva Mayoría, como el ex presidente de la Confederación de la Producción y del Comercio (CPC), Rafael Guilisasti, y el ex ministro de Obras Públicas de Patricio Aylwin, Carlos Hurtado, para ser contrapartes de peso frente a las autoridades.
Visto de ese modo, aseguran, los cambios sugieren que el actual presidente deberá compartir influencia al interior de la industria con los nuevos vicepresidentes. Incluso, añaden que podría ser la antesala para que Rafael Guilisasti -dado su paso por la presidencia de la CPC- retome su perfil de voz autorizada en el sector.
“Los nuevos vicepresidentes son hombres cercanos al gobierno y, por ende, es más fácil para ellos establecer canales de comunicación más directos”, dice un representante del mundo de los negocios.
Además, se sostiene que al ministro Arenas no le gustó el tono de los declaraciones de Von Mühlenbrock la semana pasada, y eso claramente habría afectado la relación con Hacienda.
Para nadie es un misterio que el jefe de las finanzas públicos quedó molesto con el referido capítulo. De hecho, tras la sesión del consejo de la Sofofa el propio Von Mühlenbrock salió nuevamente a bajar el tono de sus dichos y a reforzar que en el gremio están todos de acuerdo con el objetivo de la reforma tributaria, la educación, pero que se debe cuidar lo que Chile ha logrado.
La salida de Swett
Otro de los factores que ayudaron a concretar los cambios en la directiva de la Sofofa habría sido las diferencias entre Von Mühlenbrock y Swett. “Los problemas se arrastran desde hace varios meses y comenzaron por las columnas de Swett en La Segunda. Hermann le habría dicho en varias oportunidades que lo que allí señalaba no representaba el pensamiento de la industria”, asegura un conocedor de este conflicto, quien además agrega que ante la imposibilidad de llegar a un acuerdo sobre el tema, se le pidió su renuncia.
En el caso de Claudio Muñoz, cercanos explican su salida como un fracaso en su intento por tratar de dar un nuevo estilo a la forma en que la Sofofa se relaciona con la comunidad y su imagen ante la opinión pública.
La industria ya movió sus fichas. Ahora habrá que ver cómo eso repercute en la posición unitaria que está tratando de proyectar la CPC luego de las diferencias públicas entre el presidente de la ABIF, Jorge Awad, y el propio Von Mühlenbrock.