Campaña busca prevenir casi 7 mil accidentes producidos por caminar a más de tres centímetros del suelo.

Por Macarena Toro

En medio de las obras que tienen cortada la calle y cubiertas las fachadas de la mayoría de los edificios de Teatinos, una joven vestida con traje de dos piezas corre hacia la Alameda. Ni su peinado ni su chaqueta se mueven mientras ágilmente sortea los postes, a la gente y las tablas puestas en medio de la construcción. Los esquiva tranquilamente, porque su traje gris contrasta con las zapatillas fucsia que lleva puestas. Sus tacones viajan dentro de la cartera. Tal como ocurre en otros países, cada vez es más común ver a mujeres trabajadoras caminando seguras en medio de un Santiago lleno de obstáculos para los zapatos de tacones.
Lejos de ser un tema de estilo, quienes deben correr contra el tiempo y a más de tres centímetros del suelo entendieron que bajar a ras de piso protege la integridad. Según un estudio de la Asociación Chilena de Seguridad (ACHS), el 23% de las mujeres sufre un percance en su trayecto originado por uno de estos calzados. Al año se registran casi siete mil accidentes, la mitad de los cuales termina con esguinces de tobillos, más de mil con contusiones en la rodilla y 800 en la mano. «Se acabó la hora del taco», dice la ACHS en una campaña que desde hace un par de años busca evitar que, por culpa de un buen look , se tomaran 32.600 días de reposo, con un gasto estatal en licencias médicas de $390 millones.