Según la VII Encuesta Nacional de la Juventud, la diferencia por sexo en la inserción laboral aumenta al avanzar por tramo etario, es decir, entre 15 a 19 años esta desigualdad es de 6pp, entre 20 a 24 años es de 17pp y entre 25 y 29 años, es de 28pp.

Durante esta semana el gobierno ingresará al Congreso el proyecto que reforma el derecho a sala cuna para todas las mujeres y extiende la cobertura, hasta los 3 años del hijo.

Una iniciativa que se enmarca en la necesidad de aumentar la participación laboral de la mujer, que actualmente se encuentra en torno al 47,7%, por debajo del promedio de los países de Amércica Latina y de la OCDE (60%).

Un realidad nacional, de baja participación laboral femenina, que se origina desde los tramos etarios jóvenes, y que tiene una causa común: la maternidad y el cuidado de los hijos.

La VII Encuesta nacional de la Juventud, dada a conocer a mediados de este mes por el Instituto Nacional de la Juventud (Injuv), revela que el 40% de las personas jóvenes declara encontrarse trabajando, mientras que el 13% se encuentra buscando trabajo y el 45% no trabaja ni tiene intenciones de buscar empleo (ver gráficos).

En este contexto, en el estudio se observa un aumento en la proporción de jóvenes que trabajan, tanto hombres como mujeres, llegando al 49% y 32 % respectivamente. En 2009, se apreciaba una participación menor de los hombres (38,1%) y mujeres (26,5%).

Sin embargo, dice el análisis, “la mayor proporción de hombres trabajando respecto a las mujeres aumenta en 2012, alcanzando una diferencia de 17 puntos porcentuales (pp)”.

A su vez, se muestra que las diferencias en la inserción laboral de los jóvenes segmentados por sexo, se eleva a medida que disminuye el grupo socioeconómico. De este modo, las personas pertenecientes al grupo ABC1 no exhiben mayores diferencias, por lo que éstas comienzan a observarse en el grupo C2 , donde esta desigualdad es de 8 pp; en el C3 es de 17 puntos, en el D es de 24 puntos porcentuales y en el E es de 33 pp.

Lo mismo ocurre con los tramos etarios. Las diferencias por sexo aumentan a favor de los hombres a medida que aumenta la edad, siendo esta diferencia de 6 pp en el tramo de 15 a 19 años; de 17 puntos en el tramo de 20 a 24 años; y de 28 puntos porcentuales entre lo 25 y 29 años.

Esta situación desfavorable en las mujeres también se aprecia cuando se analiza a los jóvenes que no trabajan ni estudian, y que son más conocidos como los NINI, que corresponde al 11,4% de la población joven.

Dentro de las características de los NINI se destaca que 87% son mujeres, el 68% tienen hijos; el 57% pertenece a los grupos con menores recursos (D y E) y el 38% presenta educación secundaria incompleta.

Según explica el estudio “la gran proporción de mujeres en esta situación respecto a los hombres (20% versus 3%) se puede comprender por la mayor dedicación de las mujeres al cuidado de hijos y labores domésticas. Esta explicación se refuerza al identificarse un mayor porcentaje entre quienes tienen hijos (24%) en comparación con quienes no tienen (6%)”.

DIFERENCIAS EN LA EDUCACIÓN
Pero estas desigualdades de género en el mercado laboral se producen desde la educación, principalmente desde la enseñanza superior.

La encuesta muestra que la proporción de jóvenes que se encuentran en el sistema educacional ha alcanzando el 50% de la población. Entre el 2006 y 2012, el mayor incremento en la proporción de jóvenes estudiando se encuentran en los hombres.

“Dada la obligatoriedad de la enseñanza media, no se registran diferencias importantes entre hombres y mujeres, no obstante una vez concluida esa etapa, el nivel educacional de los hombres comienza a superar al de las mujeres. De este modo, se identifica una mayor diferencia en los estudios universitarios, donde la proporción de hombres supera a la de mujeres (28% y 23%, respectivamente)”, señala el estudio del Injuv.

Sin embargo, esta diferencia es a la inversa en la educación técnico profesional, donde las mujeres registran una participación mayor que la de los hombres, con un 14% y 13%, respectivamente.

Entre los principales motivos que tienen los jóvenes para no estar estudiando, se encuentran los problemas económicos y familiares (19%), seguido de la falta de interés (15%), tener que trabajar (11%) y dedicarse a labores domésticas (11%).