Aunque la producción del sector creció casi cuatro veces en una década, el rubro no ha podido sortear el alza de costos. El gobierno ya ha impulsado medidas. Si los costos de la Gran Minería suben, empiezan los ajustes. Si pasa lo mismo con la Pequeña Minería, la solución es aguantar mientras se pueda.

Eso ha llevado a que desde 2010 las faenas consideradas como pequeñas —que venden un máximo de 10 mil toneladas de mineral al mes— hayan caído en casi 30%, para estar en un estimado de 1.100 al día de hoy, dice Alberto Salas, presidente de la Sonami.

El problema es que si bien gran parte de la actividad minera viene de los grandes, la pequeña y la mediana minería aportan US$ 3.500 millones a la economía nacional.

Además, si se piensa que cada una de estas faenas tienen en promedio hasta 10 trabajadores, son más de 10 mil las personas que hoy trabajan en el rubro, y unas 5.000 las que habrían perdido su trabajo en tres años, señalan en la industria.

Por eso, y para lograr ayudar a la estabilidad del sector, la Enami compra la producción a estos pequeños mineros usando precios de mercado, lo que ha permitido la expansión del rubro, que en una década ha casi cuadruplicado su producción, sorteando las caídas en las leyes, pero no el alza de costos, el que hoy bordea los US$ 3 por libra, sólo 20 centavos de dólar menos que el precio de mercado internacional.

Por eso hace dos semanas el gobierno anunció 4 medidas que harán que la Enami permita la operación y viabilidad de más productores pequeños.