Los estadounidenses gastaron US$ 60.500 millones en 2013 en esfuerzos para bajar de peso:

En EE.UU., un creciente número de programas promueve la pérdida de peso entre los empleados.

Por Lauren Weber y Rachel Emma Silverman.

Su jefe cree que a usted le vendría bien perder algunos kilos.

Con el objetivo de combatir el intrincado problema de la obesidad, las empresas en Estados Unidos están experimentando con nuevas estrategias para alentar a los empleados a bajar de peso. El problema de la obesidad afecta a un tercio de los adultos en EE.UU. y cuesta a las compañías del país más de US$ 73.000 millones al año, según los investigadores de la Universidad de Duke.

Las nuevas medidas van más allá de ofrecer snacks saludables en las máquinas expendedoras repartidas por las oficinas y membresías a gimnasios, e incluyen la adopción de una estrategia agresiva y personalizada para combatir el peso de sus empleados.

Algunas empresas están ofreciendo a sus trabajadores rastreadores de estado físico que se llevan en el cuerpo y competencias en aplicaciones sociales, pagando por cirugías y medicinas para perder peso y dando asesoría sobre salud mental diseñada para atender las emociones que podrían estar detrás de los hábitos alimentarios de sus empleados.

Los estadounidenses gastaron US$ 60.500 millones en 2013 en esfuerzos para bajar de peso, según la firma de investigación Marketdata Enterprises Inc., la gran mayoría sin resultados.

No está claro si a las empresas les irá mejor, o si ahorrarán dinero gastando en la salud de su personal.

En el minorista de indumentaria y artículos para actividades al aire libre L.L. Bean Inc., exámenes biométricos determinaron que casi 85% de los empleados sufrían de sobrepeso u obesidad. La empresa reclutó a 24 trabajadores para un programa piloto de un año de clases de ejercicios, asesoría de nutrición y emocional, todo durante horas de trabajo pagadas.

Para el fin del año, los participantes habían bajado en promedio siete kilos. Entonces, la empresa implementó una versión del programa de 16 semanas, con resultados similares.

Los gerentes se dieron cuenta de que el componente de salud mental era vital. Los integrantes del programa se reúnen una vez al mes para discutir sus retos y obstáculos para perder peso. La empresa aún no ha podido determinar el efecto, si es que tuviera alguno, sobre sus costos generales de salud.

En momentos en que las empresas no protegen a sus empleados en términos de seguridad laboral o jubilación, la escala de la asistencia corporativa y el apoyo para perder peso parecen extraños.

Los números explican el porqué. Lograr que los empleados obesos, o incluso con sobrepeso, alcancen un peso normal les ahorra a las compañías un promedio de 9% del dinero que gastan en costos de salud o lo que pierden en productividad debido a enfermedades del personal, dice la economista Tatiana Andreyeva del Centro Rudd para Política Alimenticia y Obesidad de la Universidad de Yale.

Cerca de un tercio de las empresas en EE.UU. ofrecen un programa específicamente diseñado para ayudar a los trabajadores a perder peso, y un 7% adicional planea ofrecerlo en los próximos 12 meses. Otro 9% de firmas ofrece descuentos para primas de seguro para aquellos empleados que participan en programas para perder peso, según un reciente informe de la Sociedad para el Manejo de Recursos Humanos (SHRM, por sus siglas en inglés).

Incluso más empresas, 38% de ellas, ahora cubren el costo de cirugías bariátricas (reducción del estómago) para perder peso, según SHRM.

Hacerle la guerra al sobrepeso, no obstante, puede crear recelo en la oficina, por lo que las empresas hacen todo lo posible para evitar dar la idea de que están atacando a ciertos empleados. Cerca de 71% de compañías que representan a 600.000 trabajadores en EE.UU. dijeron que superar el estigma y la vergüenza representaba el mayor reto a un programa corporativo de pérdida de peso efectivo, según un sondeo de octubre de Northeast Business Group on Health. «Las personas con sobrepeso son tan juzgadas, y no sabes con qué luchan o qué otros problemas tendrán», dijo Susan Tufts, gerente de salud y bienestar ocupacional del minorista L.L. Bean.

Algunos casos

Pete Pallas, director de operaciones de Herman Miller Inc., un fabricante de muebles de oficina en Michigan, luchaba con su peso y tomaba medicamentos para la presión sanguínea, diabetes y colesterol. Al principio no prestó mucha atención cuando su empresa empezó a ofrecer reuniones de Weight Watchers International Inc. como un beneficio corporativo.

«Cuando pesas tanto como yo pesaba, temes lo que la gente vaya a pensar. Muchos eran mis subordinados, y no quería ir», cuenta. Al final empezó a ir a las reuniones, y dice que ha perdido casi 70 kilos y ya no toma medicinas. «Si no hubiera sido en el trabajo, no creo que siquiera lo hubiera intentado», agrega.

Muchas compañías promocionan sus nuevas iniciativas como de «bienestar» en lugar de pérdida de peso, y muchos programas están diseñados para que se parezcan a una competencia de salud con un elemento social, usualmente vía aplicaciones de smartphones.

El fabricante del rastreador de actividad Fitbit Inc. dice que sus negocios con empresas son una de las de más rápido crecimiento.

Fabricantes de aplicaciones sociales como ShapeUp Inc., que incluye a Boeing Co. y J.P. Morgan Chase entre sus clientes, están incorporando lecciones de economía del comportamiento a la salud. Estas herramientas aprovechan el deseo de programas con un elemento social. No se trata de caminatas casuales con colegas, sino competencias y seguimientos del progreso de los compañeros a través de rankings en una aplicación o sitio web.

Después de que Outerwall Inc. empezó a ofrecer rastreadores de bienestar Fitbit a todos sus empleados en 2012, la competencia amistosa entre los colegas se disparó, dice Tim Hale, subdirector de ventas de la compañía, que opera máquinas contadoras de monedas Coinstar y quioscos de alquiler de videos Redbox. «Si sabes que hay alguien por encima de ti, definitivamente eso te presiona», dice Hale, quien ha contabilizado más de 53.000 pasos en un solo día y ha perdido 18 kilos en el proceso. «Soy casi su esclavo», dijo.

Hace dos años, la aseguradora Anthem Inc. realizó un experimento con sus propios empleados y encontró que los trabajadores que usaban tanto Fitbits como asesoría de salud personal tenían más probabilidades de perder peso que los que usaban sólo uno de los dos elementos o ninguno. Los asesores eran importantes para retener el interés de los trabajadores en su salud, más de lo que el dispositivo puede hacer por sí solo.

«Muchas personas empiezan con mucho entusiasmo con estos dispositivos pero eso se va apagando con el tiempo», dice Sherry Dubester, una ejecutiva en Anthem. Los Fitbits y los asesores forman parte de los programas de bienestar y manejo de enfermedades de algunos de sus clientes corporativos, dice.

De todos modos, «la idea de que puedes apretar un botón con un programa de pérdida de peso y de pronto reducir tu gasto de salud es risible», dice Al Lewis, un consultor de cuidado médico y coautor de un próximo artículo, titulado It is Time to Disband Corporate Weight Loss Programs (algo así como Es tiempo de desmantelar los programas corporativos de pérdida de peso) de la revista The American Journal of Managed Care.

Relevancia
La obesidad afecta a un tercio de los adultos en EE.UU. y cuesta a las firmas del país US$ 73 mil millones al año.