Una de las actividades que ha presentado una evolución positiva en los últimos años es la construcción. Según cifras de la Superintendencia de Seguridad Social, esta actividad ha mostrado una accidentabilidad notoriamente a la baja, llegando a un 4,6% el año 2015.

No obstante estos buenos resultados en materia de seguridad y salud en el trabajo, es necesario tener presente que las actividades que se desarrollan en la industria de la construcción conllevan peligros importantes, siendo los derrumbes y las caídas de altura dos factores que normalmente están asociados a accidentes de gravedad.
Lamentablemente, en las tareas de construcción de pozos se encuentran presentes ambos factores, razón por la cual se debe considerar siempre como una tarea crítica, por lo que se deben extremar la aplicación de medidas preventivas.

Uno de los factores transversales para el control de los riesgos de esta actividad, ya sea que se realice en forma manual o en forma mecanizada, se asocia con la capacitación y conocimiento que tengan los trabajadores respecto de los riesgos asociados a este proceso. Esta formación se debe realizar por los propios supervisores de la obra, quienes, sobre la base de los riesgos que han evaluado en conjunto con el Departamento de Prevención, deben indicar las medidas a implementar para controlar los peligros inherentes a la tarea. Esta capacitación se debe reforzar con la oferta de cursos con que cuenta el Organismo Administrador del Seguro de Accidentes del Trabajo donde se encuentra adherida la empresa.

En cuanto a la evaluación de los riesgos, es fundamental incorporar como elemento principal el tipo de suelo en el cual se realizarán las actividades, así como los factores ambientales presentes en el lugar de la excavación.

Es necesario tener en cuenta que adicionalmente a la información que entrega el estudio de suelos, desde el cual se derivan muchas de las medidas a implementar, también es necesario considerar la presencia de lluvia, heladas, filtraciones, cursos de agua cercanos, vibraciones producidas por otras actividades constructivas o factores del entorno, entre otras; siempre considerando que estos factores incidirán en la cohesión del terreno.

Será necesario realizar la verificación de las características del terreno previo al inicio o continuación de las tareas de construcción, ya que de no considerarse, es probable que se genere el derrumbe o caída de material de las paredes de la excavación, pudiendo afectar a las maquinarias y sus operadores que se encuentran realizando la tarea desde la superficie, o lo que es más grave aún, pudiendo afectar a los trabajadores que se encuentren al interior de la excavación.
Hay que considerar que un metro cúbico de tierra puede llegar a alcanzar una tonelada de peso y, es altamente probable que un derrumbe, por pequeño que sea, genere lesiones como fracturas, asfixia e incluso la muerte.

Resulta fundamental demarcar la zona en la cual se están realizando las actividades, principalmente para evitar la caída de personas al interior de la excavación. También se debe considerar para evitar que equipos u otros materiales sobrecarguen el borde de la excavación, evitándose así el riesgo de derrumbe. También es importante trazar y demarcar la presencia de líneas de energía o gas que pudiesen encontrarse en el sector, evitándose así la ocurrencia de accidentes eléctricos o explosiones.
Si es necesario ingresar al pozo, es fundamental que se contemplen medidas como el uso de arnés y línea de vida, casco, guantes y zapatos de seguridad. Previo al ingreso se debe verificar la cantidad de oxígeno existente al interior de la excavación, así como la presencia de gases como el monóxido de carbono u otros de alta toxicidad. Si existiera la presencia de gases es necesario implementar sistemas de ventilación que permitan desplazarlos e ingresar aire fresco que posibilite la presencia del trabajador.

Todo lo anterior debe ser complementado con un sólido plan de emergencia que permita reaccionar adecuadamente frente a un accidente generado por las causas ya expuestas.

 

Columna de Arturo Cares, Gerente de Prevención de la ACHS

 

Fuente: El Mercurio