La sociedad ha ido evolucionando en línea con los avances tecnológicos, de lo cual la organización del sistema laboral no ha quedado excluida, incorporando sus beneficios y asumiendo los desafíos asociados a la evolución. Hoy la comunicación instantánea (telefonía móvil, mail y redes sociales) y los altos niveles de competitividad, hacen difusa la línea entre la vida personal y laboral, por lo que son más frecuentes jornadas de trabajo extensas, mayores los factores de riesgo psicosocial y el estrés.